Philip Morris, la dueña de Marlboro, acelera su estrategia para acabar con los cigarrillos tal y como hasta ahora los conocemos. Desde hace ya varios años, la tabaquera estadounidense se ha marcado como objetivo hacer desaparecer el humo gracias al lanzamiento de un dispositivo tecnológico que, en lugar de quemar el tabaco, sólo lo calienta hasta una determinada temperatura.
Lo ha bautizado como IQOS, y se trata de una especie de híbrido entre el cigarrillo electrónico y el tradicional. Se parece al electrónico porque al combustionar, no expulsa humo, sino vapor, y también al tradicional, porque lleva tabaco además de nicotina.
La compañía asegura que consumir este producto es menos malo para salud que un cigarro convencional, por eso, pretende que todas las personas que quieran seguir fumando se pasen al IQOS. Según sus propios estudios, "su vapor contiene unos niveles de sustancias tóxicas que son, de media, un 90% inferiores a los del humo de cigarrillo".
"En un mundo ideal, la gente no debería fumar. Sabemos que fumar causa enfermedades, pero la causa principal es la combustión", aseguró ayer miércoles el nuevo director general de Philip Morris para España y Portugal, Enrique Jiménez, en un encuentro con los medios. "El IQOS ni es inocuo, ni está exento de riesgos, aunque el aerosol que produce tiene un 90% menos de sustancias nocivas que el humo del cigarro. Tampoco está pensado para personas que quieran dejar de fumar", insistió.
La dueña de Marlboro lleva 15 años trabajando en esta alternativa a sus propias marcas de cigarrillos, y para ello, ha invertido la friolera de 4.000 millones de euros. Confía en que su apuesta verá sus frutos, y que en 2025, el 30% de sus ventas provendrán de esta categoría, lo que equivaldría a que 40 millones de fumadores lo consuman.
Vende 175.000 dispositivos en España
Fue a finales de 2014 cuando el IQOS empezó a comercializarse en las ciudades de Nagoya (Japón) y Milán (Italia). En España no llegó hasta finales del 2016 y, desde entonces, Philip Morris ya ha vendido en nuestro país 175.000 dispositivos. A nivel mundial, ya hay 6,6 millones de fumadores de 44 países que se han pasado a este tipo de tabaco.
"Es un camino intenso, pero estamos en un punto de no retorno. Esto es una revolución tecnológica", aseguró Jiménez, que también celebró la entrada de nuevos competidores en el mercado español, como el exitoso Juul, que está a punto de llegar. "Si Philip Morris es la única, va a ser difícil impulsar este tipo de soluciones", dijo. El directivo tiene claro que su reto al frente de la compañía es "es acelerar la expansión del IQOS en España. Estamos en condiciones de hacerlo".
"Una regulación diferenciada"
Para ello, la compañía presentó ayer dos nuevas versiones del IQOS: IQOS 3 y IQOS 3 MULTI. El primero tiene un diseño más ergonómico para adaptarse mejor a la palma de la mano, es más resistente y calienta el tabaco más rápido. El segundo, es más pequeño y está pensando para cargarlo en casa, ya que en lugar del equivalente a 20 cigarrillos, tiene capacidad para 10.
Para sus diferentes carcasas han creado una gama de colores que se pueden personalizar con más de 500 combinaciones posibles. Así, alrededor de estos productos comercializan todo tipo de accesorios, como los cargadores, los estuches, los bastoncillos para limpiarlos...
El IQOS 3 tiene un "precio recomendado" de 109 euros y IQOS 3 MULTI, de 99 euros, a lo que hay que sumarle el coste de los Heets, que está en torno a los 5 euros. Los Heets son una especie de cigarrillos más pequeños que contienen el tabaco. Al introducir uno de ellos en el dispositivo, el tabaco se calienta y ya se puede empezar a consumir.
Los Heets se venden en el estanco y disfrutan de una tributación más baja que la de los cigarrillos tradicionales. De hecho, su categoría fiscal está dentro de "otros productos del tabaco" junto con la picadura de pipa, que es el grupo que menor carga fiscal soporta por debajo del tabaco de liar. "La tributación es temporal porque no hay una categoría específica de este modelo, pero la UE está avanzando para crear una categoría especial", explica la compañía. Además, su consumo en los espacios públicos cerrados también tiene menores restricciones que los cigarrillos. Por ello, Jiménez defendió una "regulación diferenciada" respecto al tabaco tradicional "porque no estamos hablando de lo mismo".