En el año 2015 el bodeguero gallego Carlos Rey Lustres registró el nombre de Anadigna en la Oficina de Marcas y Patentes para comercializar 9.000 botellas de vino albariño cada año. El pequeño productor gallego quiso bautizar así a uno de sus vinos para homenajear a Anadigna Torres, su abuela. Rey Lustres afirma que ella fue quien le enseñó todo lo que sabe para elaborar vino y que por eso decidió llamar así a una de sus producciones.
Todo iba normal hasta que el grupo catalán Codorníu decidió llevar ante la justicia a esta pequeña marca gallega, ya que consideraba que Anadigna entraba en conflicto con el cava Ana de Codorníu. Sin embargo, y tal y como publica ABC, la Sala Tercera del Tribunal Supremo ha fallado a favor de la pequeña empresa gallega tras considerar que no veía conflicto de marcas por ningún lado.
El conflicto judicial comenzó cuando en la Oficina de Marcas y Patentes se presentó un recurso de alzada de Codorníu y de Pagos del Rey. Como ya se ha señalado, el grupo catalán, propiedad de la familia Raventós, aseguraba que Anadigna entraba en conflicto con Ana de Codorníu. Pero este no fue el único recurso, ya que el grupo Pagos del Rey también entendió que esta nueva marca perjudicaba a uno de sus vinos blancos de Rueda llamado Analivia. La oficina obligó a batallar en los juzgados a Carlos Rey Lustres si quería seguir llamando así a su vino.
Durante estos años, Rey Lustres ha tenido que llamar a su vino Nadigna a la espera de la resolución judicial definitiva, pero a finales de 2017 el Tribunal Superior de Justicia de Galicia le daba la razón para poder llamar a sus vinos con el nombre de su abuela. La sala de lo contencioso-administrativo del TSJG consideró que "no existe el riesgo de confusión entre los consumidores que se alega". Tras esto, ambos grupos –Codorníu y Pagos del Rey–tenían la opción de recurrir ante el Tribunal Supremo, algo que solamente decidió hacer Codorníu, que tampoco esta vez ha podido evitar que Anadigna siga dando nombre a un pequeño vino blanco gallego.