El debate sobre la contaminación del aire en las ciudades se ha intensificado de forma sustancial en los últimos años, hasta el punto de que muchos gobiernos de toda Europa, especialmente a nivel local, han implantado fuertes restricciones al tráfico y a la emisión de gases contaminantes para tratar de minimizar los riesgos asociados a este fenómeno.
Sin embargo, empiezan a surgir voces críticas dentro del ámbito científico que ponen en serias dudas la supuesta peligrosidad que tienen para la salud los actuales límites fijados a la contaminación. Madrid, por ejemplo, a pesar de todo el alarmismo alimentado desde el Ayuntamiento, destaca en salud medioambiental. Además, estudios oficiales señalan que las concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) que superan los umbrales establecidos en la capital son, en realidad, inocuos para la salud. Y lo mismo sucede en España, que destaca por ser, curiosamente, uno de los países más limpios del mundo en cuanto a calidad del aire.
Ahora es un nutrido grupo de científicos alemanes el que cuestiona tales restricciones. En concreto, más de cien neumólogos y especialistas médicos en enfermedades de las vías respiratorias, pertenecientes todos ellos a la Sociedad Alemana de Neumología, enviaron el pasado enero una carta a todos los miembros de la asociación y a la prensa y partidos políticos con el fin de devolver al ámbito científico el debate sobre los niveles de toxicidad y riesgo para la salud de determinados contaminantes, especialmente las micropartículas y los óxidos de nitrógeno (Nox), que son, precisamente, los que centran en la actualidad el debate sobre las restricciones de tráfico y la guerra al diésel. La carta en cuestión, traducida por Luis I. Gómez en su blog Desde el Exilio, señala lo siguiente:
Toma de posición sobre los peligros para la salud derivados de la contaminación medioambiental del aire, en particular las micropartículas y los compuestos de nitrógeno (NOx).
Según datos de la OMS y la UE, la esperanza de vida en Alemania se reduce debido a la contaminación del aire en unos diez meses. Si tomásemos además el estudio actual encargado por la Agencia Federal de Medio Ambiente para NOx, ese número (de meses, nota d.t) aumentaría. De esta manera, extrapolando los datos a la población actual y la edad media de la misma, los científicos y la Agencia Federal de Medio Ambiente debería considerar entre 6.000-13.000 fallecimientos por NOx y 60.000-80.000 muertes adicionales por micropartículas al año.
Aproximadamente el mismo número de personas mueren cada año en Alemania por cáncer de pulmón y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) relacionados con el humo del cigarrillo. Los neumólogos ven en sus consultas estas muertes por EPOC y cáncer de pulmón diariamente; sin embargo, incluso tras una cuidadosa y minuciosa anámnesis (en alemán bajo este concepto se incluye la elaboración de un historial médico detallado. N.d.t), no vemos nunca esos fallecimientos asociados a micropartículas y NOx. Dada la alta mortalidad, este fenómeno debería al menos atraer la atención como un factor asociativo en las enfermedades pulmonares.
Es muy probable que los datos científicos que conducen a estos números de muertes aparentemente altos contengan un error sistemático. Un análisis más detallado de los datos muestra que se han interpretado de manera extremadamente unilateral, siempre con el objetivo (sesgo de confirmación. N.d.t) de mostrar la toxicidad de las micropartículas y los NOx. Otras interpretaciones de los datos son posibles, si no mucho más probables.
- Correlación y causalidad: muchos estudios de contaminación del aire se basan en datos epidemiológicos con un patrón similar (en su mayoría estudios de cohortes). Se comparan diferentes regiones con diferentes niveles de contaminación por micropartículas o NOx. Uno encuentra de forma más o menos regular un aumento muy pequeño del riesgo en áreas contaminadas con micropartículas, generalmente en un pequeño porcentaje. A partir de esta correlación, se sugiere falsamente una causalidad, aunque existan explicaciones mucho más obvias para las diferencias observadas. Las correlaciones solo sirven como hipótesis, nunca son confirmatorias.
- Factores de error (Confounder): la incidencia de la enfermedad y la esperanza de vida están determinadas por muchos factores, como el tabaquismo, el consumo de alcohol, la actividad física, la atención médica, el consumo de drogas, etc. Todos estos factores suelen ser cien veces más relevantes en el aumento del riesgo (de contraer una enfermedad de las vías respiratorias. N.d.t) que la contaminación del aire de los estudios de cohortes. Además, la distribución de las perturbaciones entre los diferentes grupos suele ser muy diferente. Por lo tanto, la metodología científica no permite el llamado ajuste de confounder en los estudios realizados mediante cuestionarios. Además, el estilo de vida y la conciencia de la salud no se pueden registrar, aunque afectan significativamente a la mortalidad. Es obvio y también demostrado por los estudios que la forma de vida difiere significativamente entre las diferentes regiones estudiadas.
- Umbral y patrones de toxicidad: muchos de los estudios epidemiológicos sobre la contaminación del aire no muestran ningún umbral. Esto se suele interpretar en los estudios en el sentido de que se trata de un riesgo particularmente alto. Sin embargo todo tóxico, incluso el más fuerte, tiene una dosis umbral. Por lo tanto, es mucho más plausible que todos estos estudios midan un sesgo constante, porque tales perturbaciones generalmente no tienen umbral. La diferencia en el estilo de vida de las personas que viven en áreas contaminadas con micropartículas (industriales, urbanas. N.d.t) respecto del estilo de vida de quienes viven en las áreas menos contaminadas (rurales. N.d.t) explicaría fácilmente y por sí misma esa falta de umbral, porque los cambios en el estilo de vida se producen de manera continua
Los estudios epidemiológicos también muestran que los materiales particulados y los NOx deberían conducir a más de dos docenas de enfermedades diferentes, que afectan a casi todos los campos de la medicina. Pero si la contaminación del aire fuera tan peligrosa, tendría que generar un patrón típico de envenenamiento, como es más o menos propio de cualquier veneno. La ausencia total de este patrón habla contra su peligrosidad (en los niveles habituales en el aire de las ciudades. N.d.t) y en favor de la existencia de factores perturbadores (los confounder de más arriba.N.d.t). Además, no existen hipótesis fisiopatológicas plausibles sobre cómo se supone que la contaminación del aire causa estas diferentes enfermedades.
- Falsificación: sin embargo, el argumento más fuerte en contra de la evaluación extremadamente unilateral de los estudios (epidemiológicos. N.d.t) es una peculiaridad que existe solo con las micropartículas y los NOx. Normalmente, uno tendría que llevar a cabo un estudio de exposición en humanos con dosis más altas y más bajas para asegurar un rango de umbral. Esto no es éticamente justificable. Para las micropartículas y el NOx la situación es diferente, ya que los fumadores inhalan voluntariamente dosis extremadamente altas de ambos, por lo que se presentan como voluntarios perfectos para participar en un enorme estudio de exposición. La concentración de partículas en la corriente principal del humo del cigarrillo alcanza los 100-500 g / m³ y, por lo tanto, es hasta 1 millón de veces mayor que el valor límite (hablan de los límites en las ciudades alemanas y los recomendados por la OMS. N.d.t). Con los NOx, se alcanza hasta 1 g / m³, si bien predomina el contenido de NO.
Mediante estudios de deposición se puede calcular la dosis inhalada por los fumadores y compararla con la que inhalan las personas sanas en las condiciones establecidas por el valor límite legal. Veríamos cómo los fumadores (si fuman un paquete / día) alcanzan en menos de dos meses la misma dosis de micropartículas que alcanzaría un no fumador durante 80 años de vida. Para NOx, las diferencias son similares, aunque un poco menores. Además, el humo de un cigarrillo es varias órdenes de magnitud más tóxico que la contaminación del aire. Fumar reduce la esperanza de vida en alrededor de diez años, cuando se fuma durante 40-50 años un paquete / día. Suponer que la contaminación del aire es un riesgo similar y genera un elevado número de muertes supondría también que la mayoría de los fumadores tendrían que morir después de unos meses, lo que obviamente no es cierto.