Incoherencia y contradicción. Estos son los dos primeros calificativos que vienen a la cabeza cuando se analiza la opinión que tienen los españoles sobre el pago de impuestos. Y es que, en líneas generales, la mayoría piensa que soporta una elevada y, por tanto, injusta presión fiscal, pero, al mismo tiempo, se muestran favorables a pagar más impuestos con el fin de mejorar los servicios y prestaciones sociales, a pesar de que desconfían del Estado. Es decir, pago mucho, pero quiero pagar más, aunque no me fío de lo que recibiré a cambio… ¿Cómo es posible?
Estas y otras contradicciones son las que pone de manifiesto Funcas en su último número Apuntes de Opinión Pública, donde analiza encuestas recientes del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre la tributación en España.
Los datos, a priori, no dejan lugar a dudas: los españoles creen que ya pagan muchos impuestos. En concreto, el 57% dice que la actual presión fiscal es elevada, el 32% que es regular y tan sólo un 5% afirma que es reducida.
La sorpresa aquí salta cuando se pregunta sobre la necesidad o no de aplicar nuevas subidas, ya que, si bien la mayoría se queja de la alta tributación, también son más los que se muestran a favor de aumentar los impuestos, siempre y cuando sea para mejorar servicios públicos y prestaciones sociales. Así, en una escala de 0 a 10, donde 0 significa que se deberían mejorar servicios y prestaciones, aunque haya que pagar más, y 10 que es preferible pagar menos, aunque eso implique reducir tales servicios y prestaciones, los españoles se sitúan en una media de 4.
"Esta media de 4 enlaza con las actitudes estatistas mayoritarias en España en las últimas décadas del siglo XX, aunque durante la crisis de principios del XXI, más entrevistados se manifestaron a favor de reducir los impuestos y la media se aproximó al punto central de la escala (5)", recuerda el informe.
La gran contradicción, sin embargo, llega cuando se analiza la desconfianza generalizada de la población hacia el funcionamiento del Estado. En primer lugar, porque la mayoría de españoles, pese a quejarse de que pagan mucho, valoran bastante mal el funcionamiento del sector público. Entre quienes dicen que enseñanza, obras públicas, pensiones y sanidad funcionan muy o bastante satisfactoriamente y quienes dicen que funcionan poco o nada satisfactoriamente, la diferencia queda en números negativos para educación y pensiones desde 2006, y para obras públicas y sanidad desde 2012.
Y, en segundo término, porque son muchos los que dudan de que esas subidas de impuestos se traduzcan en mejoras sustanciales en la prestación de servicios públicos, reflejando con ello un alto grado de desconfianza hacia el funcionamiento y la gestión del Estado.
En este sentido, son más los españoles que consideran que "la sociedad se beneficia poco o nada del pago de impuestos y cotizaciones (64%) que los que afirman que se beneficia mucho o bastante (32%)". Y, aunque en los últimos años la opinión sobre la devolución a la sociedad de los ingresos del Estado se ha venido recuperando del bache de la crisis, "no ha vuelto a la distribución más equilibrada entre las opciones positivas y las negativas de la anterior fase de bonanza económica", añade Funcas.
Además, la mayoría de encuestados (56%) concibe los impuestos como una fuente de ingresos para que el Estado preste sus servicios antes que como "un medio para distribuir mejor la riqueza en la sociedad" (13%), de modo que no entienden la fiscalidad como un medio de redistribución social. Es decir, los españoles piensan que pagan impuestos para recibir algo a cambio (sanidad, educación y pensiones públicas, etc.), no para ayudar a las rentas más bajas.
Entonces, si esto es así, ¿cómo es posible que quieran pagar más? ¿Por qué prefieren más impuestos para mejorar servicios y prestaciones si desconfían de la eficiencia del Estado en la devolución de esos recursos a la sociedad y consideran que la presión fiscal ya es elevada?
La respuesta, según este informe, no responde a cuestiones racionales, sino puramente ideológicas: "Los españoles se distinguen más por su ideología política que por un posible cálculo en función de su nivel de ingresos cuando opinan a favor de subir o bajar impuestos". Así, quienes se sitúan más a la izquierda de la escala ideológica (con una media de 3,3) se muestran más dispuestos a incrementar la presión fiscal, mientras que los que se posicionan más cerca del centro y la derecha moderada (con una media máxima de 4,7) optan por las rebajas.
Otro dato curioso es que los hogares con rentas más bajas (menos de 1.200 euros al mes) también son más partidarios de pagar menos impuestos que las clases medias (hasta 4.500 euros al mes) y altas.