El ajuste se hará vía ingresos. Todo lo soportarán los actuales trabajadores. A través de las cuotas empresariales, en primer lugar. Y luego vía impuestos, si eso es necesario, pasando costes a los Presupuestos Generales del Estado. El déficit de la Seguridad Social volverá este año a rozar los 20.000 millones de euros (aunque no hay que olvidar que el déficit real está por encima de los 30.000 millones). Pero el Gobierno no tiene sobre la mesa ninguna reforma del sistema. Sólo importan los ingresos. Quién y cómo se paguen o cómo afecten al mercado laboral estas medidas... todo eso queda en un segundo plano.
Este jueves, Octavio Granado, secretario de Estado de la Seguridad Social, acudía a la Comisión de Presupuestos del Congreso para presentar las cuentas del organismo que preside para 2019, unas cuentas que tanto la AIReF como el Banco de España han puesto en duda. Y su diagnóstico fue muy claro: "Queremos hacer frente al aumento de los costes de las pensiones con un incremento de los ingresos".
Esto no dice demasiado. ¿Cómo subir los ingresos? Ésa es la pregunta relevante. Y Granado la ha respondido con claridad. De hecho, ha presumido de que, cuando habla, se le entiende todo: "Me gustaría que los empresarios españoles paguen lo mismo que la media de la UE". Según sus estimaciones, el peso de las cotizaciones sociales empresariales es inferior en nuestro país a la media europea. Y quiere subir esa cifra. Por eso, ha recalcado de forma enfática: "Queremos que los empresarios españoles paguen más cotizaciones".
Granado ha atacado al anterior Gobierno. Aunque ha repetido un par de veces que no le gusta hablar de la "herencia recibida", ha asegurado que el Ejecutivo de Mariano Rajoy fue "negligente" con respecto al déficit de la Seguridad Social y ha dicho que su departamento cambiará eso a partir de ahora y no será "indiferente" a los números rojos del organismo.
"Alguna medida hay que tomar", ha dicho el secretario de Estado. Eso sí, luego no ha explicado qué medida, más allá de subir las cotizaciones empresariales. Y no hablamos sólo de un incremento de los sueldos, que también. En este punto, ha puesto como ejemplo la estadística que dice que la cotización media de las nuevas altas en la Seguridad Social apenas cubre la séptima parte de una prestación media de jubilación del Régimen General: o lo que es lo mismo, se necesitan siete nuevos cotizantes para pagar una nueva pensión. Granado se ha referido a la subida del SMI y ha minusvalorado los informes que apuntan al efecto que esta subida de los costes puede tener en la creación de empleo.
Pero hablar de salarios es sencillo. Ésa es la parte fácil y a la que recurren todos los Gobiernos: para cuadrar las cuentas de la Seguridad Social, se dice que se va a crear empleo y que los sueldos (y las cotizaciones correspondientes) serán más elevados. Este jueves, sin embargo, Granado ha ido un paso más allá y ha pedido incrementar el peso de las cotizaciones empresariales. O lo que es lo mismo: subir los costes que soportan las compañías españolas cuando generan empleo. Por ejemplo, destopando las bases máximas o subiendo algo los tipos: no ha habido una explicación detallada de cómo se lograría, pero sí el anticipo de que la principal receta del Gobierno (quizás la única) para luchar contra el déficit de la Seguridad Social girará alrededor de los ingresos.
En este sentido, la comparecencia de Granado ante los diputados de la Comisión de Presupuestos ha sido muy significativa. El secretario de Estado ha asegurado que le gustaría más "que los salarios suban el 4%, antes que las bases suban el 7%". Es decir, que subir las bases máximas no le gusta (aunque lo han hecho este año, precisamente en ese porcentaje del 7%) pero que lo hará si aquello que no está bajo su control (los sueldos) no sube lo que él cree que debería.
"Nuestro modelo de equilibrio es pagar más y cobrar más, no pagar menos para cobrar menos", ha asegurado Granado para justificar su propuesta. Por un lado, esos ingresos llegarían cerrando algunos de los agujeros del sistema: desde la obligatoriedad de las contingencias profesionales para los autónomos o la subida de las cotizaciones para las jubilaciones anticipadas. También ha alertado del coste de la incapacidad temporal y ha anticipado un incremento del control de las bajas por parte de la Seguridad Social, algo que ya ha comenzado a producirse con la contratación de más de un centenar de médicos para este cometido.
Según Granado, las empresas españolas aportaban antes de la crisis el equivalente a un 11,1% del PIB en cotizaciones empresariales, una cifra que ha pasado al 9,7% en la actualidad. Mientras tanto, en la UE este porcentaje alcanza el 10,4%. Por eso, ha explicado, hay que subir estas cotizaciones para que se igualen a la media europea.
Por cierto, que minutos después de sus palabras, Miguel Ángel García Díaz (profesor de Economía Aplicada y colaborador de Fedea, para la que ha realizado su último informe sobre pensiones) le recordaba a Granado vía Twitter que, en realidad, "el peso de la cuota del empleador sobre PIB en España es superior en tres décimas a la media de la zona euro (con tasa de empleo inferior). No parece una buena medida subir los costes laborales con una tasa de desempleo del 14,5%. Sin embargo, la cuota del trabajador es inferior en 3 puntos del PIB". O lo que es lo mismo, que Granado se agarra al dato general de la UE y oculta el de la zona euro para justificar su petición de subida de las cuotas empresariales.
En realidad, la diferencia entre las cotizaciones empresariales y las que se imputan al trabajador no deja de ser algo arbitrario. Al final, un empresario cuando contrata a un empleado hace la cuenta de cuál es su coste total. Cómo se reparta ese coste es, en cierto sentido, lo de menos. Por eso, hay países (por ejemplo Dinamarca) en los que no hay cotizaciones tal y como nosotros las entendemos; a cambio, los impuestos a los ingresos son mucho más altos. En España, el reparto cotizaciones-impuestos sólo sirve para intentar ocultar al trabajador una cifra (su sueldo real, que debería incluir las cotizaciones empresariales) y jugar con la idea de que un incremento de la cuota a cargo de la empresa le sale gratis al empleado, como si no fuera a soportar ese coste, de una forma u otra (menos aumento de sueldo en los siguientes años, más posibilidades de reducción de plantilla, menos creación de empleo...).
También es verdad que, tras terminar su comparecencia, quizás sabiendo ya el revuelo que sus palabras habían causado, Granado se ha parado un par de minutos a charlar con los periodistas y ha comenzado a matizar sus palabras: "No pensamos subir los tipos de cotización", ha asegurado el secretario de Estado. De nuevo, ha dirigido su mirada a los salarios, fiando ese aumento de ingresos que busca a un incremento de los sueldos. O lo que es lo mismo: primero dice que el ajuste tiene que llegar vía ingresos; luego insinúa que los empresarios pagan poco a la Seguridad Social; y cuando se genera mucho ruido por sus palabras, hace una rectificación a medias, pero sin tocar el punto fundamental: no habrá reformas y el déficit se cubrirá exclusivamente vía más ingresos.
El "trilero" y el Presupuesto
Pero no sólo de cotizaciones sociales ha hablado Granado. El secretario de Estado de la Seguridad Social se ha puesto la gorra de contable de su departamento, como ya ha hecho en otras ocasiones, para pedir que el Estado cargue con un peso cada vez más mayor de los gastos que ahora abonan ellos.
Como ya hemos explicado en Libre Mercado en otras ocasiones, esto no supondría ningún cambio real en la situación de empresas, trabajadores o contribuyentes españoles. El dinero saldría del mismo sitio (fundamentalmente, costes laborales) y se abonaría a las mismas personas (pensionistas). Que el déficit se compute en la cuenta del Estado o de la Seguridad Social no tiene mayor relevancia. Es una cuestión de técnica presupuestaria.
Y esto es lo que le ha echado en cara el portavoz de Ciudadanos en la Comisión, que trate de ocultar, como si fuera "un trilero", los números rojos del sistema. Granado se ha ofendido mucho y ha asegurado que sólo "webs de extrema derecha" utilizan ese lenguaje.
Eso sí, a continuación, ha aceptado la realidad y ha reconocido que "los préstamos que nos hace el Estado hasta ahora no los hemos devuelto". Es decir, que es cierto que ocultar 15.000 millones de déficit de la Seguridad Social detrás de un préstamo, que se sabe que no se abonará nunca, es una forma de ocultar al ciudadano la realidad: que el sistema no volverá a los números negros en las próximas décadas.
Y es que, aunque Granado insista (y esto jueves lo ha vuelto a hacer) en que se tienen que pagar más gastos a través de la Administración Central, la parte contributiva del sistema (cotizaciones menos pensiones contributivas) hace años que está en déficit. Se pueden mover cajas dentro del Presupuesto (y todo apunta a que eso se hará tras las recomendaciones del Pacto de Toledo) y eso no cambiará nada: esas cajas habrá que seguir pagándolas con impuestos y las cotizaciones seguirán siendo insuficientes para pagar las pensiones.