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Los conductores de VTC se enfrentan a PSOE y Podemos: "Nos estáis quitando el pan"

Un millar de empleados de Uber y Cabify han exigido a los partidos de izquierda que ellos "también tienen familia y son trabajadores".

Un millar de empleados de Uber y Cabify han exigido a los partidos de izquierda que ellos "también tienen familia y son trabajadores".
Manifestación de conductores de VTC ante la sede de Podemos en Princesa (Madrid) | Elena Berberana

Los conductores de vehículos de transporte con conductor (VTC) están desesperados ante la caótica situación que están viviendo. Alrededor de mil trabajadores que operan a través de Uber y Cabify se plantaron el martes ante la sede del PSOE, en Ferraz, y en la calle Princesa, donde se ubica la central de Podemos. "Venimos a recordar a los partidos de izquierda que nosotros somos trabajadores con hipotecas, familias e hijos. Nos van a quitar nuestro pan, no es justo ni para nosotros ni para los usuarios a los que no se les puede privar de elegir nuestros servicios", señala con vehemencia el portavoz del Sindicato Libre de Transporte (SLT), David Alcántara.

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Conductores de VTC en Ferraz

Inmigrantes procedentes de países del Este, Latinoamérica, África e India se concentran con indignación y claman protección al Gobierno de Pedro Sánchez. Del presidente dicen que les ha abandonado a su suerte en las calles. Entre los asistentes hay una gran mayoría de hombres mayores de 50 años, muchos rozando la edad de jubilación, mujeres divorciadas a cargo de hijos e hipotecas, grupos de chicos jóvenes de etnia gitana... Todos coinciden en que Uber los ha "salvado".

La actitud de estos trabajadores dista mucho del comportamiento violento del que hace gala el gremio del taxi. De forma pacífica y ordenada, estos conductores cantaban sus proclamas y atendían a la prensa con una sonrisa. Armados con altavoces y con sus ya famosas americanas y corbatas, se han desgañitado para que los socialistas de Ferraz les escuchen. Sin embargo, sus proclamas no van a llegar a Sánchez, ya que, una vez más, se encuentra sobrevolando el mundo en su Falcon.

"¡Déjame trabajar! ¡Queremos seguridad, queremos trabajar! ¡Que no nos roben y nos quiten los móviles los taxistas! ¡Tenemos hijos!" Se escuchaba una y otra vez en varios megáfonos. La multitud acompañaba los vítores. "¡Nosotros damos agua, ellos tiran piedras!".

"Nuestra carta de presentación no es el agua, ni el wifi, ni la radio, ni el aire acondicionado que llevamos en los vehículos. Nuestra carta es la calidad humana, la educación que mostramos a nuestro clientes, el respeto, la amabilidad, todo lo que los taxistas no tienen ni han tenido con nosotros", reclama con el altavoz en la mano Alcántara.

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David Alcántara, portavoz de SLV y conductor de VTC

Después de una hora ante la sede de Podemos, los conductores deciden trasladar el mensaje hasta Ferraz. Centenares de manifestantes comienzan a caminar para que el PSOE escuche también sus reivindicaciones.

De nuevo, al llegar hasta el centro de operaciones del PSOE, Alcántara lee un manifiesto que es aplaudido con ganas por los allí presentes: "No queremos una guerra con los taxistas, les tendemos una mano de forma pacífica, aquí cabemos todos y en el futuro también". Y agrega: "Compañeros del taxi, os veis con la autoridad moral suficiente para dejar a más de 3.000 familias en Barcelona en la calle y a otras 12.000 en Madrid. ¿Por qué consideráis que vuestras familias son más importantes que las nuestras?", espeta el empleado de VTC refiriéndose a la decisión adoptada en Cataluña, donde se cede a las peticiones del taxi con un decreto anti-Uber.

Una profesión de riesgo

Entre los asistentes se pueden escuchar historias para no dormir. El sufrimiento que llevan a las espaldas y el temor de ser agredidos en cualquier momento es un sentimiento que vive con ellos a diario. La misma concentración les sirve como terapia grupal. Hablan y comentan cómo su profesión no pueden ejercerla libremente y tienen la sensación de que van a un campo de batalla en el que los taxistas los van a vapulear bajo el amparo de las autoridades políticas.

"Estamos sufriendo el acoso diario. Me rodearon el otro día en la T2 del aeropuerto de Barajas 15 taxistas a mí y a unas pasajeras que estaban en el coche. Nos zarandearon, no paraban de insultarnos, fue terrible, pasé mucho miedo", lamenta Sheila, madre de tres hijos y conductora de Uber.

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Conductores de Uber y Cabify en la manifestación ante la sede de Podemos

Cerca de Sheila se encuentra otra chica, Deborah Rodríguez, brasileña, separada y con una niña a su cargo. Ella narra cómo Uber le ha dado la posibilidad de dejar su trabajo como camarera de piso de hoteles. Está feliz y defiende su empresa con uñas y dientes: "He tenido la oportunidad de encontrar un trabajo bueno y que respeta a las mujeres. Estoy defendiendo mi comida, mi pan, nos pagan bien y tratan bien. Era camarera de hotel, un trabajo muy esclavo y de muchas horas. Ahora llego a final de mes, estoy muy contenta y feliz, por fin".

Deborah camina hacia la sede del PSOE con su compañera Paqui Sánchez, una exadministrativa de Badajoz que llegó a Madrid para salir del desempleo y encontrar estabilidad económica: "Es una barbaridad lo que nos hacen los taxistas. Yo me pongo nerviosa trabajando cuando veo un taxi porque te pueden hacer lo que quieran. Te pegan frenazos para que te estrelles en la carretera", denuncia.

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Paqui Sánchez y Déborah Rodríguez, conductoras de Uber

"No estamos explotados, es falso"

Algunos ya han asumido que los ataques de los taxistas forman parte de su oficio. José Manuel Seizar es, desafortunadamente, un experto en recibir golpes por parte de los taxistas. "Llevo en un Uber dos años y muchas agresiones. Trabajamos con tensión. Además, mienten sobre nuestra situación económica. Yo no estoy explotado. El día 28 tengo mi nómina ingresada en el banco, no me ha faltado ningún mes y estoy librando las horas que quiero. Ada Colau y Podemos les bailan el agua y apoyan a esta gente. Es lamentable", se queja este experimentado conductor de VTC.

Otros conductores nos enseñan su nómina. Están orgullosos. Cobran 1.000 euros netos más comisiones del 35% por cada viaje si desean trabajar más de ocho horas. Es el caso de Luis Eduardo, un colombiano de 55 años, expublicista, que asegura que tiene un "salario digno" y cotiza a la Seguridad Social. "Mi familia y la de mis compatriotas están sintiendo un gran alivio económico". Su amigo y compañero Sergio Trujillo tiene tres hijos y bien lo sabe. Asiente cuando escucha a Luis Eduardo decir que han logrado volver a un mercado laboral que les había expulsado.

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Román (Rumanía), Luis Eduardo (Bolivia), Manuel Seizar (España), conductores de VTC en Madrid

Nigerianos y senegaleses se acercan a informarnos de la injusticia que se va a cometer contra el sector de las VTC. Muchos han pasado de vivir en la calle a conducir un vehículo, alquilar una vivienda, comprarse ropa, comer y alimentar a sus hijos. Nixon Brown, un chico nigeriano que lleva poco tiempo en Uber, ruega que "Podemos y el PSOE entren en razón y no los deje sin trabajo otra vez. Va a ser una masacre laboral y familiar", concluye el conductor.

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Nixon Brown, (Nigeria), acompañado de otro conductor de VTC

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