Comprarse un piso en Nueva York está al alcance de pocos bolsillos y más si es el más exclusivo de la ciudad. Aunque, a decir verdad, muchos de estos inmuebles se compran, más que para vivir, como vehículo de inversión a largo plazo. El multimillonario Ken Griffin, fundador y CEO de Citadel, acaba de gastarse 209 millones de euros en comprar un ático de cuatro alturas en Nueva York con vistas a Central Park.
La ubicación del domicilio no puede ser mejor, en plena calle 59, junto al Columbus Circle. El piso en cuestión está en la torre 220 de Central Park South, una de las últimas torres construidas en la ciudad. La compra obligaba al propietario a firmar un contrato mientras el edificio estaba en construcción y, una vez terminado, se oficializaba el acuerdo. Griffin, que firmó ese contrato en 2015, acaba de culminar los trámites.
Esta compra se ha convertido en la más cara de la historia de los Estados Unidos. Anteriormente, el otro piso más caro se vendió hace cinco años, cuando el multimillonario Barry Rosenstein pagó 129 millones de euros para comprar una casa en East Hampton, también en Nueva York. Pero Griffin no solo cuenta con el piso más caro de la ciudad que nunca duerme, ya que también tiene la propiedad más cara de Chicago y de Miami.
En 2018, anunció la compra de una casa en Palm Beach (Florida) por 176 millones de euros. En realidad, solo compró el terreno, ya que la casa está por construir. Fuera de las fronteras estadounidenses ha comprado en Londres una mansión de 2.000 metros cuadrados muy cercana al Buckingham Palace por 107 millones de euros.
Ken Griffin es inversor y gestor de hedge funds. Citadel es una de las empresas de gestión de inversiones alternativas más grande del mundo, con un capital estimado de 25.000 millones de dólares. Forbes estableció que Griffin fue uno de los gestores de fondos con mayores ganancias en 2012 y entró a formar parte de la lista de los más ricos del mundo. A fecha de febrero de 2018, Griffin tenía un patrimonio neto estimado de 8.700 millones de dólares, lo que lo convierte en el hombre más rico de Illinois y la 52ª persona más rica de América.