En noviembre de 2008, el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero anunció un centenar de medidas de política económica agrupadas bajo un paraguas común: el Plan E. En plena crisis, el objetivo del Ejecutivo era "estimular el empleo y la modernización de la economía" a través de un plan de inversión pública de corte keynesiano.
El Plan E se desarrolló en dos fases. La primera contó con 8.000 millones de euros, mientras que la segunda llegó a los 5.000 millones de euros. En total, hablamos de más de 30.000 obras y proyectos que fueron gestionados por distintas capas de la Administración y que no consiguieron frenar la galopante recesión que venía sufriendo la economía ibérica desde la segunda mitad de 2007.
La auditoría del Plan E conducida por el Tribunal de Cuentas estima que cada puesto de trabajo fijo creado costó al erario público más de un millón de euros. En la misma línea, cada empleo temporal generado por estos programas tuvo un coste aproximado de 50.000 euros. Además, las cuentas de la Fundación de estudios de Economía Aplicada certifican que el aumento del gasto facilitado por el Plan E fue crucial para que el déficit llegase al 11% del PIB, frente al 7% que se habría alcanzado en un contexto de contención presupuestaria.
Sin embargo, el Gobierno de Pedro Sánchez no parece haber tomado nota del fracaso que supuso aquella iniciativa. De hecho, el gabinete socialista acaba de anunciar un gigantesco Plan E Verde que está llamado a movilizar una cantidad ingente de recursos para financiar actuaciones de eficiencia energética y promoción de la energía renovable.
Así lo confirmó ayer martes la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en el Spain Investors Day, un foro de alto nivel que cuenta año tras año con la presencia de las principales empresas de nuestro país y los grandes fondos de inversión internacionales. A lo largo de su intervención, Ribera aseguró que el Gobierno de Sánchez quiere movilizar 200.000 millones de euros de inversión para financiar un plan de transición ecológica a diez años.
"La apuesta por la transición ecológica va a reducir la dependencia energética y va a abrir muchas oportunidades. El plan contempla inversiones de 200.000 millones de euros para la próxima década. El 40% irá dirigido a eficiencia energética y otro 40% se dedicará a las energías renovables", explicó Teresa Ribera, quien afirmó que su objetivo es conjugar financiación pública y privada para esta iniciativa.