Durante muchos años, la actividad de los bancos ha estado sometida a duras críticas por parte de algunos sectores de la sociedad. Para muchos consumidores, la banca estaba formada por un grupo de poderosos que tenían como única finalidad expandir sus negocios y enriquecer sus arcas. Sin embargo, ese concepto de banking nada tiene que ver con la realidad actual. Los bancos han hecho un esfuerzo por adaptarse a las nuevas exigencias sociales y han cobrado un papel activo en el desarrollo de la economía, la sociedad y el cuidado del medio ambiente.
A eso se le denomina banca responsable y lo resumía en pocas palabras la presidenta de Banco Santander, Ana Patricia Botín, en una de sus intervenciones públicas: se trata de "contribuir al progreso de las personas y de las empresas" teniendo muy presente el concepto de sostenibilidad.
Banca responsable: los orígenes
La banca responsable, también llamada banca ética o banca sostenible, parece un concepto muy actual, pero empezó a dar sus primeros pasos hace ya muchos años. Uno de los precedentes se encuentra en el famoso Grameen Bank de Bangladesh, iniciado a principios de los años 80 con la finalidad de impulsar la financiación de los proyectos de los más desfavorecidos. Detrás de este banco está Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz en 2006.
Yunus, que fue profesor de economía de la Universidad de Chittagong en Bangladesh, conocía muy bien las necesidades económicas de su país. En una época de especial hambruna ideó un sistema de préstamos para ayudar a la población a crear pequeños negocios de subsistencia. Era una relación financiera basada en la confianza. Los receptores de los créditos, mayoritariamente mujeres, no disponían de ingresos ni avales, pero la mayoría devolvieron el dinero en el plazo pactado.
De esta forma, al Grameen Bank se le conoce por sus préstamos solidarios y por su compromiso con los más desfavorecidos. Además, desde un principio apostó por el potencial emprendedor de la población femenina: en concreto, el 97% de las personas receptoras de sus créditos son mujeres empoderadas.
Criterios ASG
El Grameen Bank de Bangladesh puso el primer grano de arena, pero el verdadero cambio de mentalidad en la banca llegó a partir de la crisis de 2008. Los consumidores perdieron su confianza en el sistema bancario tradicional y empezaron a exigir transparencia y compromiso.
Hoy, entidades como Banco Santander se rigen por los denominados criterios ASG: preocupación por el medio ambiente, responsabilidad social y buen gobierno. Este último aspecto implica rendir cuentas ante los usuarios y actuar siempre con transparencia.
¿Y en qué centra su atención la banca responsable? El objetivo primordial es encabezar proyectos que ayuden a mejorar la vida de las personas, que contribuyan al desarrollo económico y que fomenten el concepto de sostenibilidad. Cada entidad establece sus propias líneas de actuación para adaptarse a los criterios ASG. Banco Santander apuesta por un crecimiento inclusivo y sostenible, que satisfaga las necesidades de sus clientes, apoye a emprendedores y pymes, impulse la inclusión financiera, y apueste por la educación como motor de progreso de la sociedad. Ofreciendo para ello productos y servicios innovadores y responsables, analizando y midiendo sus riesgos y oportunidades y contribuyendo de forma decidida a la transición hacia una economía baja en carbono.
En el ámbito de la sostenibilidad, la apuesta empieza desde dentro, promoviendo actitudes respetuosas con el medioambiente. Pero también tiene su reflejo en el exterior, con el apoyo financiero a proyectos concretos que buscan preservar la biodiversidad y mejorar la calidad de vida de las personas. Los fondos para esos proyectos se consiguen fundamentalmente a través de la emisión de bonos verdes.
La valoración de los expertos
¿Y cómo se mide la aportación de los bancos a la sociedad? El apoyo de la banca al crecimiento responsable y sostenible se mide de dos formas. El primer baremo es la propia respuesta de la ciudadanía, que está devolviendo su confianza en las entidades y valora de forma positiva su esfuerzo de adaptación y transparencia.
El segundo método de evaluación proviene de entidades externas. Existen diversas empresas de calificación que analizan a fondo el comportamiento de los bancos y emiten informes periódicos sobre aspectos como la transparencia, la sostenibilidad o la aplicación de políticas de igualdad de género. Entre las más reconocidas destacan:
- Índices Dow Jones de Sostenibilidad (DJSI World y DJSI Europe): Son un referente de primer nivel, se elaboran desde el año 1999 y valoran el comportamiento sostenible de las empresas dentro de las dinámicas económicas, sociales, y medioambientales. Estar bien posicionado en el DJSI es una muestra de buena gestión y de compromiso social.
- FTSE4Good: Es el índice bursátil de sostenibilidad de la bolsa de Londres. Se creó en 2001 con la colaboración de UNICEF y realiza dos revisiones anuales. Entre otros aspectos, valora la responsabilidad social corporativa vinculada al medio ambiente (RSC) y los principios de inversión responsable.
- Bloomberg Gender-Equality Index: Es un índice centrado en la evaluación de las políticas de igualdad de género, que analiza tanto la actividad dentro de los propios bancos como la oferta de productos y servicios dirigidos a la mujer
- Sustainalytics: Es una empresa de calificación ubicada en Holanda y que dispone de oficinas en Boston, Frankfurt, Madrid y Toronto. En 2010 fue nombrada la mejor empresa europea en análisis ASG.
Banco Santander, uno de los mejor posicionados del mundo
El esfuerzo de Banco Santander en materia de sostenibilidad ha tenido su recompensa a nivel internacional. El índice Dow Jones de Sostenibilidad ha designado a la entidad como el tercer mejor banco del mundo en la aplicación de políticas sostenibles, y el primero dentro del ranking europeo.
Con esta catalogación, la entidad ha avanzado seis puestos respecto a la puntuación obtenida en 2017 y alcanza los mejores resultados de su historia, tras 18 años presente en el ranking de forma consecutiva. En su última revisión, la agencia ha analizado 133 entidades financieras y solo 27 de ellas han conseguido situarse dentro del índice.
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