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La reforma optimista de las pensiones: la AIReF propone retrasar la edad de jubilación y ampliar el período de cálculo

Incluso en el mejor supuesto el gasto se disparará y habrá que hacer recortes. ¿El escenario más probable? Otra vuelta de tuerca a la reforma de 2011.

Incluso en el mejor supuesto el gasto se disparará y habrá que hacer recortes. ¿El escenario más probable? Otra vuelta de tuerca a la reforma de 2011.
Imagen de una manifestación de pensionistas en Bilbao, el pasado mes de mayo. | EFE

El sistema público español de pensiones será menos generoso en 2040 que en la actualidad. Es decir, habrá que cotizar más y durante más años para cobrar una proporción menor del sueldo. ¿Bajarán las pensiones en términos de poder adquisitivo? Eso no está tan claro, dependerá de la productividad y el mercado laboral. ¿Serán más bajas en relación a los salarios? Eso parece inevitable, incluso en los supuestos más optimistas.

Este miércoles, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) presentaba su informe "Opinión sobre la sostenibilidad de la Seguridad Social". Como explicábamos en Libre Mercado, el documento plantea dos reformas: la de corto plazo (básicamente un cambio en el Presupuesto para que el Estado asuma parte de los gastos de la Seguridad Social) y la de largo plazo (cómo hacer sostenible el sistema en las próximas tres décadas).

La propuesta es relevante tanto por su contenido como por el planteamiento que hay tras ella. Como apuntábamos el miércoles, la AIReF es probablemente el organismo más optimista en sus previsiones demográficas. Y a los políticos les encanta por eso. Esto no quiere decir que lo que vaya a aprobar el Pacto de Toledo en los próximos meses vaya a ser exactamente igual a lo que ha presentado la AIReF esta semana, pero sí que puede ser una buena pista sobre qué puede esperarse.

Pues bien, la primera conclusión que puede extraerse es que habrá reforma de pensiones sí o sí. Y hablamos de una reforma dirigida a recortar el gasto de la Seguridad Social y, por consiguiente, los derechos de cobro de los futuros pensionistas. Cómo será en concreto esa reforma: eso no está tan claro, aunque sí podemos apostar con bastante seguridad a que se parecerá más a la de 2011 que a la de 2013, con reformas paramétricas que endurecerán los requisitos de acceso al sistema, sobre todo la edad de jubilación y el período que se tiene en cuenta para el cálculo de la base reguladora.

El punto de partida

Cuando se habla de pensiones y de la sostenibilidad del sistema público, el punto de partida siempre tiene que ser la demografía. Aquí es donde la AIReF se separa más del resto de los prescriptores. Sus modelos son más optimistas. Por ejemplo, en inmigración, hasta hace unos meses el INE planteaba un escenario con una entrada neta de 57.000 personas al año hasta el año 2050; luego modificó al alza esa previsión hasta las 184.000 entradas netas anuales; y la AIReF va un paso más allá y habla de un rango de 220.000-320.000 inmigrantes al año desde ahora a 2050, con una cifra de 270.000 entradas netas al año en su escenario central (unos 7,5-8 millones de habitantes más sólo por este fenómeno hasta mitad de siglo). Esto llevaría el porcentaje de inmigrantes respecto a la población a un nivel del 15% en 2050, una cifra elevada pero por debajo de la que ahora mismo presentan países como Canadá, Australia o Suecia.

Además, la AIReF cree que lo normal es que se produzca una recuperación de la natalidad. En parte debido a esos inmigrantes (que suelen tener más hijos que los españoles) y en parte como consecuencia de la mejora del mercado de trabajo tras la crisis. En ningún caso se recuperaría la tasa de reemplazo (2,1 hijos por mujer) pero el informe del organismo presidido por José Luis Escrivá apuesta por pasar de los 1,3 hijos de la actualidad a 1,9 a mitad de siglo (aunque esto tendría un impacto limitado en el mercado laboral antes de 2040-2050, porque esos nuevos niños no entrarán a trabajar hasta los 20-25 años).

En conjunto, la suma de la llegada de nuevos inmigrantes y de la mejora de la natalidad supondrá un incremento de la población, según la AIReF, de unos 8-10 millones de aquí a 2050. También es una previsión más elevada que la del INE o Eurostat. No sólo eso, además, el informe de la AIReF cree que esta llegada de inmigrantes en edad de trabajar podría conseguir que no caiga demasiado la población en edad de trabajar, como prevén casi todos los expertos, y que se mantenga estable en torno a los 30 millones de personas. Eso sí, incluso en esta coyuntura, la AIReF recuerda que la tasa de dependencia (definida como la ratio de población de 67 años y más respecto de la población de los 16 a los 66 años) se duplicará "desde el 25% actual hasta un rango de entre el 45-60% en 2048".

El escenario

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Una vez asumido este primer punto, una demografía que se comporta mejor de lo que prevén otros informes, el escenario base de la AIReF puede explicarse con este gráfico. Muestra la evolución del gasto en pensiones para las próximas tres décadas y los elementos que presionarán (hacia arriba y hacia abajo).

Como vemos, sin la reforma de 2011 y sin Factor de Sostenibilidad el gasto se dispararía del actual 10,6% del PIB al 16,9% en 2048. En este sentido, los cálculos de la AIReF apuntan a que la reforma de 2011 supondrá una reducción del gasto de 2,9 puntos del PIB y el FS implicará 0,6 puntos.

Dos apuntes al respecto de esto último: en primer lugar, todo el mundo daba por muerto el FS después de que incluso el PP decidiera finiquitar su reforma en la negociación presupuestaria con el PNV. Es cierto que, en puridad, no se había derogado el FS, sino que se aplazaba su posible entrada en vigor a 2023. Pero en la práctica se daba por amortizado el índice (que implicaría, no hay que olvidarlo, una reducción de la primera pensión en función de la esperanza de vida). Pues bien, la AIReF lo mantiene en sus cálculos y fuentes del organismo aseguran que, tras hablar con los integrantes del Pacto de Toledo, no les consta que el FS "esté condenado" y por eso trabajan "con lo que ahora mismo está encima de la mesa". Sería una sorpresa, pero habrá que esperar a las conclusiones de la Comisión del Congreso.

El segundo apunte es más político, pero no por ello menos importante: como vemos, la reforma de 2011 supone un recorte mucho mayor en las pensiones que el Factor de Sostenibilidad. Sin embargo, de cara a la opinión pública, los cambios paramétricos que introdujo aquella parecen que se han aceptado mejor que el índice. Es más que seguro que los políticos tendrán este elemento en cuenta.

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La otra parte de las recomendaciones para el largo plazo se resume en este segundo gráfico, que recoge la tabla con la que la AIReF intenta explicar esa evolución del gasto en pensiones de acuerdo a diferentes propuestas.

Partimos del 10,6% del PIB de gasto en 2018, con una tasa de cobertura del 57%: es la relación pensión media / salario medio; aunque parezca baja, es una de las más elevadas de la UE y la OCDE. Con las reformas del 2011 y Factor de Sosteniblidad, pasaríamos a un gasto de 13,4% del PIB y una tasa de cobertura del 53% en 2048.

  • La AIReF calcula qué resultados tendría la aplicación del Índice de Revalorización de las Pensiones (el IRP que implicaba, en la práctica, subir las prestaciones un 0,25% al año). De acuerdo a sus cálculos, esto habría contenido el gasto (al 11,4% del PIB al año) a cambio de pasar la tasa de cobertura del 57 al 45%. Por eso, desde el organismo creen que "el IRP está muerto, política y socialmente está muerto". Pero, advierten "si se quita el IRP tiene que ofrecernos una alternativa. Si no, el sistema ofrece un problema de sostenibilidad a partir de mediados de la próxima década".
  • Esa alternativa es la que la AIReF plantea en las dos siguientes filas. Nada es nuevo al 100%. De hecho, las dos opciones están sobre la mesa desde hace tiempo y el Gobierno ya ha insinuado que transitará por esta senda. En la primera propuesta, los autores del informe proponen un aumento en la edad real de jubilación, al menos hasta los 67 años que marca la ley, acabando con las jubilaciones anticipadas y otras situaciones excepcionales. Según sus cálculos, cada año de incremento en la edad efectiva de jubilación reduce el gasto en cuatro décimas del PIB.
  • La segunda propuesta de la AIReF es ampliar el número de años que se tienen en cuenta para el cálculo de la base reguladora. Tras la reforma de 2011, son 25 años. La AIReF pide que se pase a 35 años o, incluso, a toda la vida laboral. Pasar de 25 a 35 años supondría un ahorro de 0,5 puntos del PIB (un ahorro que es un recorte, porque las pensiones serían más bajas que sin ese incremento). Y pasar de 25 a toda la vida laboral supondría un tajo mucho mayor.

Con todo esto, el escenario final que dibuja la AIReF es el siguiente: un incremento del gasto moderado, del 10,6% del PIB de la actualidad a entre el 11,8 y el 12,6% para 2048. Pero con muchas restricciones: implementando al 100% la reforma de 2011, aplicando el Factor de Sostenibilidad, endureciendo mucho los requisitos de acceso al sistema, elevando la edad real de jubilación 2,5 años, ampliando al menos a 35 años el período de cálculo y consiguiendo una recuperación demográfica que sea al menos un 50% más favorable que la de cualquier otro análisis. Pues bien, como decimos, si se consigue todo esto, no es que el gasto en pensiones no vaya a subir (lo hará en uno o dos puntos del PIB), ni tampoco eso quiere decir que las pensiones no vayan a bajar en relación a los salarios (lo harán): el resumen es que en ese caso, el incremento del gasto y el recorte de las pensiones serán algo menores que los planteados por otros expertos.

Además, hay un elemento adicional que no podemos obviar. Estas reformas paramétricas no dejan de ser una forma de incumplir las promesas realizadas a los trabajadores. Pueden ser necesarias (de hecho, como vemos, es casi inevitable hacer algo en este sentido) pero debe quedar claro que es una quiebra parcial del sistema: como la Seguridad Social no puede cumplir con las obligaciones que tiene, se cambian las reglas de juego a mitad de la partida.

Ahora la pelota está en el tejado de los políticos (y del tan traído y llevado Pacto de Toledo). Queda por ver si se atreverán a plantear estas reformas paramétricas. Y si le explicarán a los trabajadores lo que significan (trabajar más para cobrar menos), para que estos puedan tomar decisiones. Lo único claro es que es la versión más optimista que tendrán encima de la mesa. No tendrán nada mejor a lo que agarrarse.

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