Excelente sanidad pública, alta esperanza de vida, baja mortalidad y gran crecimiento son sólo algunas de las innumerables características que muchos atribuyen a la Cuba comunista. 60 años después de la revolución, aclamada por tantos, comprobemos si estas afirmaciones son reales y, en caso de que así sea, si son mérito del sistema de planificación central implantado por el líder comunista Fidel Castro.
Para empezar, debemos remontarnos a la Cuba anterior a la revolución. Fidel Castro llegó al poder el 1 de Enero de 1959. Antes de la revolución, Cuba era un 80% más rica que los países latinoamericanos y su mortalidad infantil era menos de un tercio que la de los demás países latinoamericanos. El Producto Interior Bruto per cápita de la isla era igual al español, pero, a partir de la revolución, podemos observar cómo el PIB per cápita de España despega de manera meteórica, mientras que el cubano queda casi estancado.
Lo mismo ocurre con Latinoamérica, como se puede apreciar en el siguiente gráfico.
La diferencia perdura hasta hoy en día, tanto para Europa como para Latinoamérica, como podemos ver también en la siguiente imagen.
Además, en 2013, los economistas Felipe Ribeiro, Guilherme Stein y Thomas H. Kang demostraron que, de no haber sufrido la revolución, Cuba tendría hoy un PIB per cápita mucho mayor, junto a los demás países latinoamericanos.
A pesar de estas importantes diferencias, Cuba tiene una esperanza de vida mayor que la de Estados Unidos y la mortalidad infantil es el 28% de la de Latinoamérica en su conjunto, de acuerdo con el Banco Mundial. Sin duda alguna, estas cifras son impactantes, pero deben ser tratadas con cautela.
Como hemos visto, la esperanza de vida en Cuba es mayor que la de Estados Unidos y una de las más altas de Latinoamérica. ¿Debemos dudar de tan asombrosas cifras? Un estudio reciente de los economistas Vincent Geloso y Benjamin Powell señala que en Cuba, muchas veces, se clasifica a los muertos recién nacidos como muertes de fetos en estado avanzado, mejorando la tasa de mortalidad infantil sin reflejar la realidad.
En el estudio, estos economistas nos enseñan cómo quedaría el ranking con diferentes ajustes y, tras eliminar todas las trampas usadas por el régimen cubano, se estima que la esperanza de vida para hombres en Cuba dista mucho del excelente puesto del que presumen.
Además, otro estudio reciente sobre la mortalidad infantil cubana de Jamie Bologna Pavlik y Vincent Geloso estima que, de no haberse producido la revolución, la tasa de mortalidad infantil habría seguido bajando y habrían muerto 33.000 niños menos. En el siguiente gráfico podemos comprobar la gran diferencia.
En conclusión, a 60 años de la toma de poder de Fidel Castro, y a pesar de la insistencia de muchos para lavarle la cara al régimen, queda demostrado que no hizo más que empeorar el nivel de vida y las condiciones sanitarias de los cubanos, siendo responsable de decenas de miles de muertes y de un escandaloso subdesarrollo.