El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) ya dio un severo toque de atención el pasado mes de septiembre, cuando registró el mayor descenso mensual desde mediados de 2012, pero el problema es que no se trató de una caída coyuntural, puesto que no remonta.
Este indicador sirve para tomar el pulso a la percepción que tienen los españoles sobre el rumbo económico del país, ya que se calcula en base a la puntuación que otorgan los encuestados a la situación actual de la economía familiar, la economía española y el empleo respecto a la que existía hace seis meses, así como a sus expectativas de cara al próximo semestre. Oscila entre valores que van de 0 a 200, y por encima de 100 indica una percepción positiva de los consumidores y por debajo una percepción negativa.
El ICC cerró 2018 en 90,9 puntos, tras bajar 11,6 respecto a 2017, siendo ésta la mayor caída desde 2012, cuando la crisis del euro estaba en su máximo apogeo y España se situaba en el ojo del huracán, según el último dato publicado el pasado jueves por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Se trata, además, de la peor puntuación desde finales de 2016. La valoración de la situación actual se hunde 9,4 puntos, mientras que las expectativas ofrecen un descenso aún mayor, de 13,6.
Sin embargo, este fuerte deterioro se concentra en el segundo semestre, coincidiendo así con la llegada de Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno. Por un lado, la media del ICC en estos últimos seis meses fue inferior (-5,2 puntos) a la del primer semestre, "una situación que no se producía desde el año 2012", tal y como advierte el CIS. Y, por otro, la confianza de los consumidores acumula un descenso de 16,1 puntos desde junio, la mayor caída semestral que sufre este índice desde la primera mitad de 2012 (-20,4).
El indicador de situación actual se situó en diciembre en los 83,4 puntos y el de las expectativas cerró en 98,4 puntos, ambos en terreno negativo. Dentro del indicador de situación actual, la valoración de los consumidores sobre la evolución general de la economía es 19,2 puntos inferior a la de un año antes y la del mercado de trabajo ha retrocedido 12,3 puntos respecto a 2017. Por contra, la percepción sobre la situación de los hogares ha mejorado 3,2 puntos en 2018.
Cuatro de cada diez personas considera que la situación económica actual es peor que hace seis meses, un pesimismo que se modera un poco si se mira hacia el futuro, en el que un tercio de los encuestados prevén una peor situación.
Por último, el descenso de las expectativas de los ciudadanos en el último año es resultado del empeoramiento en 22,6 puntos de la valoración sobre la evolución futura de la economía y del retroceso en 22,7 puntos de las expectativas sobre el empleo, ya que la valoración sobre la situación futura de los hogares ha mejorado 4,5 puntos.
