El carsharing es una de las muchas soluciones que se están poniendo sobre la mesa para mejorar la movilidad en las principales ciudades del mundo. Este tipo de prácticas, lideradas por empresas como Car2go, se basan en poner vehículos eléctricos distribuidos por la ciudad para que cualquier persona con carné de conducir pueda usarlo y después aparcarlo en otro punto.
En Madrid, este tipo de empresas ya cuentan con más de 2.600 vehículos y han aumentado un 26% sus flotas, además de expandir su radio de acción más allá de la M-30. Ahora, Car2go, Zity o Emoy quieren trasladar el negocio y replicarlo en Valencia y Barcelona, pero se han estrellado contra sendas administraciones.
Car2go lleva ya más de un año operando en la capital de España y fue recibido con todo tipo de facilidades por parte del Ayuntamiento, desde aparcar gratis hasta quitar el limite horario por estacionar en zonas azules o verdes. Sin embargo, la alcaldesa de la Ciudad Condal, Ada Colau, no ve con tan buenos ojos la llegada de este tipo de compañías.
El Consistorio no se plantea presentar una propuesta de regulación hasta finales de 2019, por lo que el carsharing no llegará a Barcelona hasta, al menos, 2020. Así, el desembargo de Car2go o Zity tendrá que esperar doce meses más, independientemente de lo que pase en las elecciones de mayo.
Además, Colau quiere elaborar un reglamento para limitar el número de empresas y coches que pueden operar en Barcelona, de modo que se abrirá un concurso para solicitar las correspondientes licencias. Este sistema sería similar al que se está elaborando para las bicicletas y motos compartidas.
En Valencia, la situación es similar. "Estamos tramitando la nueva ordenanza de movilidad que es la que va a delimitar la viabilidad de muchos sistemas nuevos de movilidad dentro de la ciudad. Hasta que no esté listo el nuevo marco regulatorio, que saldrá a la luz en los primeros meses de 2019, no se concretará nada", aseguran en el Consistorio que preside Joan Ribó, de Compromís.