Las conocen como gasolineras desatendidas o hasta fantasma, y desde su llegada a España, las estaciones de servicio automáticas (sin personal) se han labrado más de un enemigo. Al contrario que a los conductores, que se ahorran una buena suma de dinero en combustible con ellas, ni a sus competidores ni a las Administraciones parecen gustarles estos negocios de gasolina barata.
"Las gasolineras tradicionales no saben competir defendiendo su modelo de negocio, y lo hacen atacando al nuestro. Estamos ante un oligopolio real que tiene el principal poder económico de España y que hace creer al cliente que todos los carburantes tienen el mismo precio por pura casualidad, cuando lo cierto es que es así porque no hay competencia", asegura el presidente de la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio automáticas (AESAE), Manuel Jiménez, a Libre Mercado.
Fue en el año 2013, cuando el PP liberalizó el sector, y las primeras gasolineras automáticas empezaron a aparecer junto a los centros comerciales o las ITV. "Nos convertimos en aliados para los centros comerciales. Ellos tenían las tiendas y nosotros, el combustible. Lo uno atraía a lo otro", presume Jiménez.
A pesar de que ha habido mucho ruido alrededor de su figura, lo cierto es que en España hay sólo 900 gasolineras desatendidas frente a las 15.000 tradicionales, por lo que su peso es de sólo el 6% sobre total de las estaciones de servicio. El presidente de la patronal quiere aclarar que "no hay casi gasolineras atendidas en España, que son las que tienen a un operario por cada dos surtidores. El 90% de las gasolineras tradicionales son de autoservicio", donde el cliente tiene que llenar su propio depósito.
10 años para abrir una gasolinera
"Situarnos en espacios comerciales fue más fácil porque ya tenían las licencias concedidas, pero cuando empezamos a movernos, empezaron los problemas con todas las Administraciones", recuerda Jiménez. El presidente de la patronal asegura que su sector se ha encontrado con todo tipo de trabas, "de las más variopintas", a la hora de conseguir autorizaciones para operar.
Por ejemplo, un caso llamativo es del del Ayuntamiento de Leganés, "que acaba de conceder la primera licencia para poner una gasolinera automática desde hace 10 años que la solicitaron. Han estado una década poniendo excusas. Les decían una cosa y la contraria a la vez", declara. "Al final, les han tenido que autorizar porque les ha obligado la Justicia, pero es insostenible que una empresa esté 10 años esperando para montar un negocio".
Galicia también es capaz de "agotar la paciencia de cualquiera", asegura Jiménez. "Una vez levantada la gasolinera, y con la licencia concedida por parte del ayuntamiento correspondiente, te obligan a notificarlo en un registro industrial y hasta que no te dé su visto bueno la comunidad autónoma, no puedes empezar a trabajar. Tardan unos dos años en responderte y en ese tiempo, ya tienes que volver a poner equipos nuevos porque se te han quedado obsoletos. Mientras tanto, tú te has gastado entre medio millón y un millón de euros en construirla, pero no puedes tener ningún ingreso", denuncia.
A nivel nacional, otro requisito que los responsables de este tipo de negocios no entienden es que el Gobierno haya limitado el repostaje en sus gasolineras a 75 litros o 3 minutos por vehículo. "Nos han expulsado a todos los grandes consumidores, como camiones o furgonetas, con una excusa sin ningún sentido que nos deja el negocio para el simple menudeo. Dicen que es por seguridad, pero no dan ni un dato que lo corrobore", afirma Jiménez.
Más pruebas de que "el ingenio de la Administración no tiene límites" cuando se trata de poner freno a nuevos negocios está en la norma de que "no es posible tener una gasolinera sin personal en las zonas donde el viento supere los 18 kilómetros por hora. Eso es cuando el humo de una chimenea se desplaza suavemente al salir o cuando las hojas de los árboles tienen pequeños movimientos. Es una locura y significa cerrar todas las gasolineras del Corredor del Mediterráneo o del Cantábrico", explica. Según Jiménez, el País Vasco "ya está en marcha".
El presidente de AESAE se remonta a una larga lista de autonomías, como Navarra, Valencia o Zaragoza, implantaron una normativa en 2015 "que obligaba a las gasolineras automáticas a tener personal, decían, por la defensa de las personas con discapacidad". Para Jiménez, se trataba de "sólo una traba más para nosotros porque entendíamos que, como en el resto de negocios, lo que hay que hacer para ayudar a las personas con discapacidad es eliminar las barreras, favorecer la accesibilidad y, en ese caso, que puedan echar gasolina por sí mismas. Nosotros lo hemos hecho, la Comisión Europea nos ha dado la razón y han tenido que eliminar el requisito", asegura.
"Atentan contra el libre mercado"
Para Jiménez, todas estas trabas "atentan contra el libre mercado y la competencia", además de perjudicar al consumidor, "porque según un informe de la OCU, las diferencias de precio entre las gasolineras más caras y más baratas oscila entre un 15% y un 20%".
El máximo responsable de la patronal de las estaciones automáticas también ha querido comentar la propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez de obligar a las estaciones de servicio a implantar cargadores para el coche eléctrico. "A nosotros no nos van a incluir porque tenemos de media dos o tres postes, el plan va dirigido a las gasolineras más grandes", ha asegurado, aunque no ha dudado en criticar la medida. "No hay demanda de carga eléctrica, por lo que si obligas por ley a un empresario a realizar una inversión con la que no va a obtener ningún beneficio le tienes que dar una subvención", ha dicho. Jiménez desconfía de los objetivos del Ejecutivo socialista de poner fin a la venta de coches diésel y gasolina en 2040 y su circulación en 2050. "Va a ser imposible renovar el parque de automóviles a esa velocidad. No sé qué cálculos ha hecho, pero no me salen las cuentas", ha dicho. Mientras tanto, las gasolineras automáticas seguirán apostando por abrir más estaciones de hidrocarburos, siempre y cuando se lo permita la burocracia de nuestro país.