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El cerebro de la rebaja fiscal de Trump: "Es decepcionante que EEUU se tome el déficit a la ligera"

Scott Hodge dirige la Tax Foundation, una organización que promueve reformas y asesora a políticos. 

Scott Hodge dirige la Tax Foundation, una organización que promueve reformas y asesora a políticos. 
Scott Hodge, director de Tax Foundation | Wikipedia

Scott Hodge es el mandamás de la Tax Foundation. Desde hace más de setenta años, esta organización trabaja con una amplia nómina de políticos estadounidenses para promover reformas que mejoren el diseño de las reglas fiscales. En ese sentido, su mayor triunfo ha sido la rebaja fiscal impulsada por Donald Trump y aprobada por el congreso de Estados Unidos a finales de 2017.

Libre Mercado ha hablado con Hodge para conocer dicha reforma y para entender mejor el Índice Autonómico de Competitividad Fiscal que acaba de presentarse en España con el aval de la Tax Foundation. La segunda parte de esta entrevista versará sobre dicho informe, divulgado por la Fundación para el Avance de la Libertad y la Unión de Contribuyentes, pero a continuación recogemos la charla mantenida en torno a la rebaja fiscal aplicada en Estados Unidos.

- Se cumple casi un año de la rebaja fiscal impulsada por Donald Trump. ¿Qué valoración hace?

Hay que entender el contexto que dio pie a una reforma tributaria como la que se aprobó a finales de 2017. Desde la Era Reagan, Estados Unidos no aprobó modificaciones significativas en sus reglas impositivas. Entonces éramos una economía atractiva desde el punto de vista fiscal, pero el resto de la OCDE se movió y nuestro país perdió esa ventaja. Por eso hacía falta una reforma significativa.

Lo que se aprobó en 2017 es una reducción significativa del Impuesto de Sociedades, que pasa del 39% al 21%. Además, se permite la deducción automática e íntegra de las inversiones empresariales, lo que permite una rebaja importante de la presión fiscal sobre las empresas. A eso hay que sumarle reducciones lineales en todos los tramos del Impuesto sobre la Renta, a lo que hay que sumar la duplicación de los mínimos exentos aplicables a las familias.

- Hablemos de los resultados. El crecimiento está claro que se ha acelerado, puesto que hemos pasado del 1,5% de los años de Obama al 3,5% que se espera para este 2018. ¿Qué hay del mix de ingresos y gastos?

Los economistas de la Tax Foundation han estudiado el efecto a corto y largo plazo de la reforma impositiva aprobada en 2017. Teníamos claro que, en el corto plazo, los ingresos fiscales iban a bajar. Sin embargo, también era evidente que los modelos macroeconómicos apuntaban un importante repunte del crecimiento, con salarios más altos, más inversiones empresariales y otras mejoras significativas. Por eso impulsamos una reforma así, porque todo esto contribuye a que la economía esté creciendo al 3,5% e incluso 4%.

- ¿Qué hay de los gastos? El déficit se está ensanchando por esa vía…

El Gobierno y el Parlamento tienen que ponerse de acuerdo. Siempre hay compromisos para aumentar el gasto y la duda es si aumenta poco o aumenta mucho. El presupuesto sigue creciendo año tras año y esto hace que la deuda siga subiendo. Es decepcionante que la mayoría republicana y el Gobierno de Donald Trump estén tomándose esto a la ligera. La rebaja fiscal empuja al alza el crecimiento y eso hay que aprovecharlo para reducir el gasto, no para seguir aumentándolo.

- Con las nuevas reglas, las empresas pueden deducirse sus inversiones de forma automática e íntegra. ¿Qué está suponiendo este nuevo paradigma?

Durante el proceso de reforma fiscal, los expertos de la Tax Foundation insistieron en que la mejor modificación posible del Impuesto de Sociedades no era tanto la rebaja del tipo general, sino la deducción automática e íntegra de las inversiones empresariales. Los beneficios económicos son dos veces más grandes cuando se hacen ambas cosas: menos retenciones sobre el beneficio final, pero también reglas que permitan reinvertir inmediatamente las rentas generadas por el negocio.

El resultado está siendo un boom en la compra de bienes de equipo, maquinaria, vehículos de transporte, equipos informáticos… Eso sí: las inversiones de largo plazo no se producen de la noche a la mañana, de modo que creemos que ese efecto será mayor cuando pasen los años y se asienten los nuevos incentivos. No buscamos un estímulo keynesiano a corto plazo, sino una mejora estructural que apoya el crecimiento de largo plazo.

- También se han alterado las reglas para repatriar dinero del extranjero. ¿Qué ha ocurrido como consecuencia del nuevo marco vigente?

Las empresas estadounidenses enfrentaban un recargo tributario cada vez que repatriaban los beneficios que obtenían en el extranjero. Las empresas han reaccionado a las nuevas reglas repatriando esas rentas, puesto que ahora se aplica solamente una tasa del 10%.

¿Qué uso se ha hecho de esos miles de millones que han regresado? Vemos a empresas reduciendo su deuda, aportando recursos a sus planes de pensiones y aumentando los dividendos. Pero eso es solo el corto plazo, porque a largo plazo creemos que el nuevo marco facilitará una mayor inversión en el largo plazo.

- A nivel global, algunos gobiernos empiezan a moverse en esa dirección…

La lección que hay que extraer de la reforma tributaria de Estados Unidos es que el resto del mundo no va a hacerte ningún favor: tú tienes que cambiar tus reglas fiscales si quieres ser más atractivo. Y luego, a raíz de tus acciones, habrá reacciones. Por eso hay que estar siempre trabajando para mejorar la fiscalidad vigente.

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