La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), que engloba a las economías del Primer Mundo, ha publicado el índice de presión fiscal, que mide la recaudación sobre el PIB. Lo más novedoso es que Francia ha desbancado a Suecia como el país con mayor presión fiscal del mundo.
La media de la OCDE se sitúa en 34,2% del PIB en 2017, dos décimas más que en 2016 y su nivel más alto en toda la serie histórica, que arranca en 1965. Es decir, que a nivel global, el mundo se encuentra en uno de los picos más altos a nivel tributario. En este barómetro, España registra un 33,7%, medio punto más que en 2016.
Francia tiene una carga fiscal del 46,2%, frente al 45,5% que marcó en 2016. Este aumento ha hecho que desbanque a Dinamarca del primer puesto que llevaba ocupando desde 2002. El país nórdico anota una presión fiscal del 46%. Dentro de la OCDE, México es el país con menos presión fiscal y se coloca con un 16,2%, cuatro décimas menos que en 2016 y alejado del 20,2% de Chile y del 22,8% de Irlanda.
De los 34 países de la OCDE con datos disponibles, la presión fiscal bajó en 15 y se incrementó en 19. El mayor incremento se dio en Israel, que pasó del 31,3% al 32,7%, por delante de Estados Unidos, donde la subida fue del 25,9% al 27,1%. El mayor descenso se observó, con diferencia, en Islandia,que pasó del 51,6% al 37,7%, seguido de Hungría, que redujo la presión en 1,5 puntos porcentuales.
Un total de 21 países de la OCDE registraron una carga fiscal en 2017 inferior a la de 2007, con Irlanda y Noruega tres puntos porcentuales por debajo del nivel registrado antes del estallido de la crisis. El mayor descenso de la presión fiscal desde 2007 ha correspondido a Irlanda, pasando del 30,4% del PIB al 22,8%, gracias al fuerte crecimiento de su PIB, mientras en Noruega bajó al 38,2%, desde el 42,1%.
Los 'chalecos amarillos' como telón de fondo
Este dato ha salido a la luz en medio de una fuerte crisis interna de Francia. Las protestas de los conocidos como chalecos amarillos han ido aumentando y cosechan el visto bueno de más de un 70% de la población gala. Las manifestaciones comenzaron para paralizar la subida del impuesto al diésel el próximo 1 de enero —Francia es uno de los países con el diésel más caro del mundo—.
El presidente galo, Emmanuel Macron,anunció que, finalmente, no subiría el tributo e incluso ha avanzado un aumento del salario mínimo y la rebaja de otros impuestos. De hecho, varios expertos catalogan lo ocurrido en Francia como un"motín de consumo",tal y como los que se dieron durante la segunda mitad del siglo XIX. Entonces, esos tipo de revueltas, que en España fueron muy frecuentes, exigían la reducción o supresión de tributos.