El Gobierno se ha dado golpes de pecho asegurando que la subida del salario mínimo era un gran avance en los derechos laborales. Hasta la saciedad ha negado que obligar a los empresarios a pagar más a sus trabajadores por ley jamás tendría como efecto elevar la temporalidad, ni provocar más paro… hasta ahora.
Ha sido el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, quien ha reconocido este martes una evidencia que no han dudado en repetir expertos y organismos, después de que anunciaran subir el SMI de 900 euros en España: elevar el salario mínimo destruye empleo.
"Esto puede existir y no tiene sentido que lo neguemos", ha señalado Granado en la rueda de prensa que ha celebrado para valorar los datos del paro y seguridad social.
"Tampoco nosotros hacemos una previsión de que vayan a destruirse demasiados puestos de trabajo con el salario mínimo, pero es evidente que si hay que subir un 22%, por ejemplo, las jornadas en la agricultura, pues puede haber alguna persona que tenga la tentación de contratar en vez de a 20 personas, a 18", ha admitido.
Además de en el sector agrario, Granado ha apuntado que la subida del SMI también puede generar problemas en la contratación algunas ramas del comercio minorista o de la limpieza. Y es que, tal y como advertía el Banco de España en su último informe, los colectivos que saldrían más perjudicados son, precisamente, los peor remunerados y los menos cualificados.
Es la primera vez que el Gobierno reconoce los efectos perversos de la subida del salario mínimo. Según el Banco de España, elevar el SMI supondrá una pérdida de 150.000 puestos de trabajo en nuestro país.