El Banco Central Europeo ha moderado el ritmo de crecimiento de su balance, pero sigue desarrollando medidas expansivas. En total, los activos en manos de la entidad que dirige Mario Draghi ascienden ya a 4,6 billones de euros, más que duplicando los niveles registrados en los primeros años de la Gran Recesión.
Antes de la quiebra de Lehman Brothers y de las turbulencias financieras que sufrieron las economías de Occidente, el balance del BCE amasaba activos por un monto de entre 1.000 y 1.500 billones de euros. Dicha cifra empezó a aumentar con las medidas de liquidez aprobadas por el entonces mandamás del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet.
La senda expansiva en la política monetaria empezó a hacerse patente en la segunda mitad del año 2011, coincidiendo con el relevo al frente de la entidad. En la segunda mitad del año, de la mano del desembarco de Mario Draghi, el balance del Banco Central Europeo saltó desde los 2.000 hasta los 3.000 billones de euros en poco más de un año.
Cierto es que Draghi insinuó nuevas medidas expansivas en 2012. La Eurozona atravesaba su momento más difícil, con Grecia, Portugal e Irlanda en situación de "rescate" y España al borde de la bancarrota. A mediados de verano, el italiano compareció ante los medios y anunció que el BCE estaba preparado para hacer "todo lo que sea necesario" (whatever it takes) en defensa del euro.
Las palabras de Draghi parecieron ser suficientes para aliviar las tensiones financieras, de modo que el BCE fue replegando velas en 2013 y 2014, hasta dejar el tamaño de su balance en el entorno de los 2.000 billones de euros. El Banco Central Europeo había reducido su balance hasta situarse en niveles similares a los que se dieron entre 2008 y 2010.
La cosa cambió, eso sí, a partir de 2015. Fue entonces cuando Mario Draghi puso en marcha el programa de "expansión cuantitativa". El programa empezó en marzo, con la promesa de inyectar en los mercados más de 60.000 millones de euros al mes. Inicialmente, el plan del italiano debía expirar en septiembre de 2016, pero Draghi ha terminado extendiendo las medidas hasta finales de 2018.
Así, desde comienzos de 2015, el tamaño del balance del BCE fue subiendo progresivamente, llegando a los 4.000 billones de euros a comienzos de 2017 y añadiendo otros 500 billones más en el primer semestre de 2018. Lo vemos en el siguiente gráfico, que cubre más de una década y pone de manifiesto la evolución de los activos manejados desde Frankfurt.