Desde hace meses, el Pacto de Toledo está reuniéndose para abordar las ventajas e inconvenientes de una veintena propuestas con las que las formaciones políticas pretenden apuntalar una reforma del sistema español de Seguridad Social. Recientemente, los portavoces de la comisión tocaron el punto número dieciséis del listado, relacionado con los planes privados de pensiones.
Estas fórmulas complementarias de ahorro para la jubilación han sido reformadas con éxito en países de nuestro entorno como Reino Unido o Canadá, donde la principal mejora ha sido la eliminación de los recargos e impuestos que se aplican sobre las rentabilidades conseguidas por los trabajadores.
En España, el Pacto de Toledo no ha fijado una posición común sobre este asunto. Aunque PP o Ciudadanos hablan de incentivar estos vehículos, PSOE y Podemos plantean todo lo contrario y abren la puerta a empeorar el tratamiento fiscal y regulatorio de los planes de pensiones. Pero, en medio de esta discrepancia, ha surgido una tercera vía que quizá puede ayudar a lograr acuerdos políticos más amplios. Esa tercera vía es la que encarnan las Entidades de Previsión Social Voluntaria, también conocidas por su acrónimo EPSV. Se trata de un vehículo de ahorro existente únicamente en el País Vasco, cuyo Estatuto de Autonomía reconoce al gobierno regional la potestad de desarrollar una política propia en materia de mutualidades y seguros.
Desde 1983, el Gobierno vasco ha fomentado el desarrollo de las EPSV mediante distintas leyes y normas. El resultado ha sido espectacular. Mientras que en el conjunto de España vemos que los planes privados de pensiones apenas captan ahorros equivalentes al 2% del PIB nacional, en el País Vasco encontramos que las EPSV reúnen quince veces más activos. Para ser precisos, se estima que las entidades que operan bajo este esquema manejan recursos equivalentes al 34% del PIB regional.
La fiscalidad de estos vehículos permite desgravaciones en IRPF que pueden llegar a 12.000 euros anuales, combinando aportaciones individuales y empresariales. Además, es posible traspasar el dinero de una EPSV a otra sin necesidad de tributar, lo que otorga más flexibilidad a la hora de modificar estrategias. Además, es posible rescatar en forma de capital los fondos aportados tras un período de apenas dos años y con exenciones fiscales que alcanzan el 40% del monto retirado.
Según las Memorias de Actividad que presenta el sector, hay 900.000 vascos acogidos al modelo de EPSV. El patrimonio total acumulado en estos vehículos de inversión asciende a 25.700 millones de euros, lo que arroja un promedio cercano a los 29.000 euros por persona. Estas cifras podrían mejorar si sale adelante la reforma que están estudiando las Diputaciones vascas y que contempla deducciones fiscales adicionales para las empresas y trabajadores que inyectan fondos en el sistema de EPSV.