El pasado verano, el gobierno socialista de Pedro Sánchez pactó con sus socios comunistas de Podemos una hoja de ruta presupuestaria que contemplaba la revalorización de las pensiones con arreglo al Índice de Precios al Consumo. De esta forma, la subida puntual que pactó el anterior gobierno del Partido Popular para el año 2018 está llamada a seguir en pie el próximo curso 2019.
¿Cuál es el impacto presupuestario de esta medida? El pasado año 2017, el gasto total en pensiones anotado por la Seguridad Social fue cercano a los 123.000 millones de euros. Esta cifra incluye las prestaciones mínimas, que fueron revisadas al alza en un 3%, hasta alcanzar un desembolso cercano a los 7.000 millones de euros.
Así las cosas, si restamos a los 123.000 millones de euros el pago de 7.000 millones dedicado a pensiones mínimas, vemos que la rubrica total subió en 115 millones de euros por cada décima de aumento observada en el Índice de Precios al Consumo. Un repunte que está llamado a apuntalar un déficit de 18.000 millones de euros en la Seguridad Social.
Sin embargo, la subida aplicada por el anterior Ejecutivo eleva automáticamente la base a partir de la cual se calculan las prestaciones de 2019. Por este motivo, los planes presupuestarios del nuevo gobierno parten de que cada décima de aumento del IPC por encima del 1,6% se traducirá en un desembolso de 230 millones de euros.
¿Y hacia dónde se encamina el IPC? ¿Qué resultado cabe esperar para el final del año? Lo cierto es que el último boletín del Instituto Nacional de Estadística arroja una clara tendencia alcista, pasando del 0,8% observado en enero a las tasas superiores al 2% que se observan desde mayo.
De mantenerse el ritmo actual de aumento de los precios, el año cerrará con un crecimiento del 2,3%. Por tanto, el pacto PSOE-Podemos está llamado a seguir ampliando el déficit de la Seguridad Social, como consecuencia de un aumento aún mayor del pago anual en materia de pensiones.
Si tenemos en cuenta que cada décima de desvío frente al 1,6% de referencia tiene un coste de 230 millones de euros y si consideramos también que el IPC arroja ahora mismo una subida del 2,3%, encontramos que el gasto extra en pensiones va a alcanzar los 1.610 millones de euros. Un nuevo paso hacia la insolvencia del actual sistema de Seguridad Social.
De hecho, al aumento del déficit ligado al IPC hay que sumarle un 2% de déficit adicional explicado por el efecto sustitución (nuevos jubilados que cobran más) y otro 1% ligado al incremento vegetativo (la mayor esperanza de vida implica más años cobrando la pensión). En total, un crecimiento del 5% en los gastos de la Seguridad Social que podría llevar los números rojos de las pensiones por encima de los 22.000 millones de euros.