La presidenta del Congreso de Diputados, Ana Pastor, ha revuelto los ánimos de las institutrices en España tras sus polémicas declaraciones en la agitada sesión Plenaria. Tras expulsar al diputado de Esquerra Gabriel Rufián del hemiciclo y prohibir a los partidos utilizar las palabras "fascista" y "golpista", Pastor aprovechó para denunciar que "no solo hay insultos verbales, sino también faltas de respeto a la presidencia y actitudes impresentables". Ha sido entonces cuando la presidenta de la Cámara Baja ha continuado aludiendo con hartazgo que se dirigen a ella como "la institutriz" cuando llama al orden por los murmullos, descripción que Pastor ha calificado de"insulto machista".
Si bien cuando se menciona esta palabra lo primero que se nos puede venir a la cabeza, en el mejor de los casos, es la dulce Mary Poppins o, en el peor, la señorita Rottenmeier –de la inolvidable serie infantil Heidi–, ¿acaso tildar a una persona de institutriz es un insulto y, además, "machista"? Eso mismo se han preguntado varias de las educadoras que trabajan como institutrices actualmente en España y que se han sentido insultadas por la presidenta de la Cámara.
"Ser institutriz es un orgullo"
Cabe recordar que el término institutriz, más allá del arquetipo de las películas de Disney, fue acuñado en el siglo XIX para definir a aquellas mujeres de clase media con estudios superiores y que deseaban trabajar enseñando sus altos conocimientos. Eran féminas brillantes que necesitaban encontrar su propia independencia económica más allá del sustento de su marido. Para ellas, ser maestras en las casas aristocráticas suponía la posibilidad de poder ejercer como educadoras y obtener el reconocimiento social en un futuro.
En nuestro país, Fernando de Castro (1814-1874) fundó la Escuela de Institutrices en 1869 en Madrid. Este franciscano construyó el primer centro educativo para mujeres que querían obtener un nivel más elevado en los estudios de maestra. Y no sólo estaban ellas, también ejercían, previamente, ellos. El institutor o maestro escuela era una figura considerada por las familias. El hecho de que, posteriormente, pudieran las féminas incorporarse a desempeñar la profesión en hogares y colegios condujo a un gran cambio social que consideraba a la mujer digna de ser docente.
Y de la misma dignidad de antaño habla Sonia (pseudónimo), institutriz valenciana, que no entiende cómo Pastor considera un "insulto machista" el trabajo que ella misma ejerce: "Aunque institutriz es un término que ha caído en desuso, todavía se utiliza para diferenciarnos de las niñeras, canguros o nannys en el sector de los servicios domésticos. La mayoría tenemos carrera universitaria y amplios conocimientos en idiomas. Somos las profesoras de los niños en casa. Les ayudamos a hacer los deberes y les damos clases extraescolares de todas las asignaturas. ¿Cómo puede ser este trabajo un insulto y machista?", se pregunta con cierto enfado.
María (pseudónimo), licenciada en Psicología e Historia, también trabaja como institutriz. Al igual que Sonia, sabe que es una profesión que se emplea poco en España, pero que en otros países, como Inglaterra o Rusia, es altamente demandada por familias de clase alta que buscan la mejor educadora para sus hijos a domicilio.
"Personalmente, mi trabajo es muy agradable. Enseño y educo a mis alumnos, que son como mis niños. Es una gran satisfacción personal para mí. No considero que ser institutriz sea un insulto, es todo lo contrario, es un honor, un orgullo. No comprendo que sea un insulto machista para la presidenta del Congreso de los Diputados. Esta señora no tiene ni idea. Yo lo de machista o feminista es que ya no lo entiendo y ni quiero. Este tipo de comentarios políticos generan diferencias entre la gente, es lo que consiguen. Lo que yo hago lo puede hacer tanto una mujer como un hombre y la terminología es una más del diccionario. Es ilógico meterlo en la bolsa de machismo o feminismo o como lo quieran llamar", explica a Libre Mercado la granadina.
Institutrices universitarias
En este sentido, Sonia, que es licenciada en Economía y Empresariales, señala los exigentes procesos de selección a los que se enfrenta una institutriz. "Normalmente, somos licenciadas en educación primaria, pedagogía, psicología, historia o economía. Este trabajo también lo desempeñan chicos de nuestras carreras. Es una salida laboral más porque en muchos casos las familias pagan muy bien", asegura la economista.
A nivel empresarial, encontramos en nuestro país agencias especializadas en la formación y contratación de institutrices. Una de ellas es NANNY, TATA & CO, con sede en Barcelona. La filial española distingue varios perfiles de personal del hogar: niñeras, enfermeras de maternidad, tutoras, institutrices, asistentes personales, amas de llaves, mayordomos, cocineros y personal de seguridad. Buscan candidatos para trabajar en ciudades como Hong Kong, Dubái, Múnich, Moscú, San Francisco o Sidney. Tal y como comentan Sonia y María, los requisitos exigidos son muy altos.
Desde esta empresadefinen institutriz como "una educadora infantil profesional que desarrolla sus funciones en un emplazamiento privado. Ellas son las responsables del desarrollo intelectual y social de los niños, con especial énfasis en el desarrollo académico de los mismos". Asimismo, deben ser capaces de "organizar actividades y excursiones para estimular a los niños intelectualmente, instruyéndoles sobre temas específicos cuando sea necesario y ayudando con las tareas diarias y supervisando su desarrollo escolar. La institutriz/tutora también estimula el aprendizaje de habilidades propias del día a día, protocolo y reconocimiento cultural", indica la compañía.
Sin embargo, María opina que, aunque alguna vez haya ejercido sólo como niñera y no como institutriz, "es igual de gratificante y respetable", y reflexiona acerca de la polémica: "¿Por qué una profesión que, históricamente, ha sido desempeñada por una mujer como la de institutriz es un insulto machista? ¿Si llamo a alguien ama de casa la estoy descalificando o estoy degradando a las mujeres que trabajan en el hogar con orgullo?", concluye la psicóloga.