Desde el pasado mes de junio, el nuevo gobierno de Pedro Sánchez ha puesto encima de la mesa todo tipo de propuestas fiscales enfocadas a aumentar la recaudación tributaria. Según el servicio de estudios de BBVA Research, las medidas que baraja el Ejecutivo y que vienen recogidas en su plan presupuestario para 2019 "generan más dudas sobre la consecución del objetivo de estabilidad" y contribuyen a generar "incertidumbre fiscal" en España.
Si se excluye a las corporaciones locales, que ya están en superávit, y se analizan las cuentas del gobierno central y las comunidades autónomas, encontramos que el déficit acumulado entre enero y agosto de 2018 ascendió al 2% del PIB, apenas cuatro décimas por debajo de los niveles registrados el pasado curso 2017. Hay, por tanto, una caída del déficit, pero de apenas un 17% en términos interanuales.
BBVA recalca que, "tal y como se esperaba, los ingresos mantuvieron hasta agosto de 2018 tasas elevadas de crecimiento, entorno al 6,4%". Este aumento de la recaudación no ha requerido de ninguna subida fiscal, puesto que de momento la política tributaria se ha mantenido constante, a la espera de los posibles cambios introducidos por el nuevo gobierno. "La recuperación del mercado laboral, junto con el aumento de las bases de cotización, han vuelto a incrementar los ingresos por cotizaciones sociales y por los impuestos sobre la renta", señala el servicio de estudios de la entidad financiera.
Sin embargo, el gasto público crece más de lo esperado, con un aumento interanual del 4,2% que evita una mayor corrección de los desequilibrios presupuestarios. Según BBVA Research, "en el caso de la Administración Central vemos que parte del aumento de los ingresos se está compensando con una expansión del gasto que resulta más intensa en la inversión pública. También en los fondos de la Seguridad Social se acelera el gasto, debido a las subidas de las pensiones contributivas acordadas para 2018".
Por otro lado, "el gasto autonómico aceleró su crecimiento hasta el 4,5% respecto a agosto de 2017, impulsado por la remuneración de asalariados (que refleja parte de la subida salarial y el aumento de algunas plantillas) y por las transferencias sociales en especie (que incluyen un mayor gasto farmacéutico, y el aumento de los pagos a los conciertos sanitarios y educativos)".
Cabe esperar, por tanto, un cierre de año poco favorable en términos de mejora del saldo fiscal. El saldo final en 2017 fue negativo por un monto equivalente al 3,1% del PIB, mientras que este 2018 solo se produciría una mejora hasta el 2,8% del PIB, muy lejos del objetivo fijado con Bruselas, que asciende al 2,2%. Peor aún, en términos primarios se deteriora el saldo estructural por un monto equivalente a 0,6 puntos porcentuales del PIB.
"En ausencia de medidas estructurales, la recuperación de los ingresos está siendo fundamentalmente cíclica", señala BBVA. A final de año, los técnicos de la entidad esperan que los ingresos sean del 38,4% del PIB, por debajo de un gasto que llegará al 41,2% del PIB, "en línea con la senda expansiva del gasto público", que ya avanza por encima del ritmo de crecimiento del conjunto de la economía.