La proporción de trabajadores autónomos sobre el empleo total varía considerablemente entre los países de la OCDE. Si nos fijamos en las más de treinta naciones que conforman dicho club, nos encontramos con un rango tan amplio que puede llegar a máximos del 34% o quedarse en mínimos del 6%.
Grecia es el país en el que un mayor volumen de trabajadores participan por cuenta propia en el mercado laboral. En total, el 34% de los ocupados se acogen a dicha fórmula, un porcentaje superior al observado en el resto de países desarrollados. La zona noble de la tabla la completan Turquía, con un 33%, México, con un 32%, y Chile, con un 27%.
En la zona media-alta de la clasificación nos encontramos con países como Corea del Sur, Italia o Polonia, que registran porcentajes del 25%, 23% y 20%, respectivamente. España figura en el puesto número 12, por detrás de Nueva Zelanda (19%), República Checa (17%), Portugal (17%) o Países Bajos (17%). Nuestro país figura por delante de otros como Irlanda y Reino Unido, que registran un 15% de trabajadores autónomos, o Eslovaquia y Suiza, que se mueven en torno al mismo porcentaje.
A la cola de la clasificación de la OCDE, con el volumen más bajo de trabajadores por cuenta propia, aparecen Estados Unidos (6%), Noruega (7%), Dinamarca (8%), Canadá (8%), Suecia (10%), Australia (10%) o Alemania (10%). Algo más altos, pero inferiores que en España, son el 12% francés o el 14% belga.
La cercanía del porcentaje de autónomos de España con el número de trabajadores por cuenta propia de Reino Unido ha invitado a diversos expertos laborales a comparar el régimen de nuestro país con el de las islas. En nuestro caso, el autónomo medio paga cerca de 300 euros de cotización mensual, paga el IVA de sus facturas cada tres meses y está sujeto al mismo trato que el resto de asalariados en el Impuesto sobre la Renta.
Sin embargo, el autónomo medio de Gran Bretaña paga una contribución del 9% de los ingresos anuales y no está obligado a pagar a la Administración por el IVA de los servicios prestados. Este régimen se aplica al grueso de los autónomos, puesto que el criterio para entrar en esta franja va de 8.000 a 40.000 libras esterlinas, un umbral lo suficientemente amplio como para cubrir a buena parte de los trabajadores auto empleados.