La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, vuelve a cargar contra el hombre.Ahora, en la inauguración del XIII Congreso Nacional para Racionalizar los Horarios Españoles, organizado por ARHOE en Madrid, la socialista ha defendido "alterar el tiempo" porque es una forma de "resistencia al machismo". Así lo señaló el jueves durante el debate de los husos horarios iniciado tras la propuesta de la Comisión Europea de eliminar el cambio de hora.
Calvo ha apuntado a la necesidad de hacer un pacto social y político en el que queden reflejadas las consecuencias del cambio, incluida aquella dirigida a "repartir la racionalidad" atendiendo a un eje de igualdad entre hombres y mujeres. "Nos tendríamos que acostumbrar a unos horarios que empezaran sobre las 7.30-9.00 y terminaran sobre las 17.00-18.30 de la tarde, lo que nos permitiría poder disponer de espacios amplios para la vida personal, familiar, reconducir algunos elementos que distorsionan nuestra vida de convivencia", ha comentado.
Además, este pacto serviría para hacer proliferar un "cambio de comportamiento cultural" entre los españoles, dadas las consecuencias "cuantitativas" en ámbitos como el de la Sanidad o la Educación. "Requiere hacer una pequeña revolución entre nosotros mismos", ha dicho.
Repartir el tiempo
La vicepresidenta del Gobierno ha comentado que las mujeres han estado oprimidas y trabajando gratis obligadas por el hombre: "El tiempo de las mujeres nunca se ha contabilizado en términos económicos, ha sido gratis, el que el patriarcado nos otorgaba como madres, esposas, hijas. Nuestro tiempo no existía, daba por entregado el 100% a una causa mayor, la ordenación jerárquica y machista de una sociedad. Por eso, alterar el tiempo es también una resistencia al machismo de la sociedad y es tan conveniente para una sociedad que tiene que ser igualitaria en derechos, oportunidades y libertades entre hombres y mujeres".
En este sentido, Carmen Calvo considera que las mujeres disponen de menos tiempo libre y sufren más estrés, cuestiones que afectan especialmente a las españolas por ese "comportamiento" que a su juicio simboliza "la huida del tiempo" o, tal y como explica, el de "encajar tantos círculos concéntricos", como el de ser madre, ciudadana y trabajadora a la vez, que resultan "enloquecedores".