La consultora holandesa Arcadis acaba de publicar el Índice de Ciudades Sostenibles. Este informe pretende "medir la salud social, medioambiental y económica de cien grandes capitales internacionales". De acuerdo con la edición 2018, Londres es la urbe más sostenible del globo, seguida de Estocolmo y Edimburgo.
Madrid no consigue entrar en el top veinte, pero se queda a las puertas del mismo. Antes de la capital española, en los puestos que van del número cuatro al vigésimo lugar de la lista, aparecen Singapur, Viena, Zurich, Munich, Oslo, Hong Kong, Frankfurt, Copenhague, Amsterdam, Seúl, Nueva York, París, San Francisco, Hamburgo, Berlín, Seattle y Dublín.
La Villa y Corte recala en el número veintiuno del índice, por delante de Boston, Praga, Taipei, Ottawa, Vancouver o Rotterdam. El puesto vigésimo octavo es para Barcelona, cuya clasificación mejora el ranking de Manchester, Toronto, Montreal, Glasgow, Tokio, Sídney, Canberra, Génova, Calgary, Birmingham, Washington o Roma. Entre los números 40 a 50 nos topamos con Roma, Los Ángeles, Milán o Chicago.
Por pilares, el informe arroja los siguientes resultados:
- Si nos fijamos solo en el subíndice referido a la "salud social", Madrid consigue entrar en el top diez de la tabla. Estamos a la altura de San Francisco y Tokio en todo lo relativo a la movilidad social y la calidad de vida. La Ciudad Condal aparece en el vigésimo cuarto escalón de esta tabla.
- También sale bien parada la capital española en el indicador de"salud medioambiental",con el puesto quince, por delante de Ámsterdam y por detrás de Toronto. Barcelona está en el puesto 22 de dicho subíndice.
- Peor es el resultado que obtienen Madrid y Barcelona en la medición referida a la "salud económica", puesto que el mal desempeño en materia de transporte y empleo deja a ambas urbes en los números 47 y 49 de la tabla.
En clave política, el resultado obtenido por Madrid en el pilar de "salud medioambiental" es especialmente llamativo. Desde el Ayuntamiento de Manuela Carmena, se insiste a diario en que la situación de la capital es nefasta en términos de polución. Por tanto, es importante comprobar cuál es el resultado cosechado por Madrid en el subíndice referido a cuestiones como el mix energético, la contaminación atmosférica, las emisiones de gases invernadero, el tratamiento de agua y residuos, la presencia de espacios verdes, las facilidades para los vehículos eléctricos y otros parámetros similares.
Siguiendo estos criterios, Madrid consigue un notable puesto 15, por delante de la clasificación general (puesto 21) y cerca de ciudades que a menudo son referidas como ejemplo mundial en materia de sostenibilidad. Se cae, por tanto, el mito de la Villa y Corte como paradigma de contaminación.
Al mismo tiempo, destaca para mal el resultado que consigue Madrid en la categoría de "salud económica" que mide las infraestructuras de transporte. Pese a las fuertes inversiones asumidas a nivel regional para mejorar el servicio del Metro, el mal desempeño de los autobuses municipales y el continuo deterioro en los indicadores de movilidad en coche están convirtiendo a la capital en una ciudad hostil para los conductores, lo cual complica el dinamismo económico de la ciudad, como bien demuestra el índice de Arcadis.