La fiebre masculina por la barba ha rescatado a las barberías, un negocio que se encontraba en peligro de extinción. Ir al barbero era cosa de hombres de antes, de gente antigua, pero ahora eso ha cambiado por completo. Tanto es así que el sector está emergiendo de forma arrolladora.
Se estima que existen alrededor de 14.000 locales dedicados al afeitado y cuidado capilar de los hombres. El pasado año abrieron 426 barberías más en España, algo impensable hace una década, cuando los barberos de toda la vida se vieron obligados a cerrar sin más remedio. Los varones preferían utilizar sus productos y eliminar el vello facial con sus cuchillas y de forma rápida. Pero, de un día para otro, a los californianos les dio por copiar el look de sus abuelos; bigotes y barbas eran signos de respetabilidad y hombría y, además, estéticamente se ven más guapos. Y así, sin más, los neoyorkinos hicieron lo mismo, hasta que la tendencia ha arrasado por medio Occidente. ¿Resultado? Cerca de la mitad de los españoles llevan barba, según datos de Stanpa, (Asociación Nacional de Peluquería Estética).
"La barba es el maquillaje del hombre", sentencia el empresario sevillano Mario Melgar, propietario de Bearbero. Su establecimiento está causando furor en el barrio madrileño de Embajadores. Con sólo entrar observamos que allí no se para. Las maquinillas suenan sin cesar, siete barberos con barbas perfectamente frondosas y cuidadas manejan las tijeras con destreza. El aspecto de los peluqueros es de rudos moteros al estilo americano, también de fornidos leñadores.
Destilan virilidad y parece que es lo mismo que buscan los clientes: "Hoy en día, el hombre se encuentra un poco perdido, como si no encontrara su lugar en el mundo. Hay una crisis de testosterona y la barba es un símbolo que compensa esas carencias. Los varones se ven mejor con ella y más seguros de sí mismos", cuenta Juan Lahore mientras Elías Gónzalez, uno de los barberos, le recorta e iguala la barba con una maestría envidiable.
Se escucha al recepcionista (también barbudo) con el teléfono en mano sin soltar el boli y apuntando citas. "Damos alrededor de 100 servicios al día. Hemos tenido que abrir otra recientemente en la Calle Echegaray porque aquí ya no damos abasto. En dos días y medio, en el nuevo local hemos dado 88 citas. En total, cuento con 15 empleados y dos recepcionistas. Hay mucho volumen de trabajo", confirma el sevillano.
Y no es de extrañar que estén hasta arriba. Se calcula que el 90% de los varones en nuestro país acuden al menos una vez al mes a la peluquería masculina. "El mercado de la estética masculina se ha especializado. Hay que tener en cuenta que no hay una barba mala, sino un mal arreglo. La media del cuidado de una barba es de 15 días. El precio en Bearbero es de 17 euros por arreglo y dura 30 minutos", explica el joven y barbudo empresario.
Mientras tanto, no dejan de entrar hombres por la puerta. Una máquina de cervezas se encuentra en la zona de espera. "A los hombres les encanta una cerveza para la espera o mientras los arreglan", confiesa entre risas el fundador del local. Al otro lado, Elías ya está terminando el corte a Juan. Raya al lado y un estilo muy de principios del veinte. "Se llevan los cortes de pelo de la época de la Ley Seca en Estados Unidos, son muy varoniles y, además, nos benefician a los peluqueros masculinos", aclara.
"Yo he pasado por muchas crisis y transiciones de las barberías. Los Beatles obligaron a cerrar muchas peluquerías masculinas, se quitaron la barba y se dejaron el pelo largo. Los barberos de antes no sabían cortar el pelo largo y los hombres acudían a las peluquerías de mujeres. Fue una época muy dura para el sector", recuerda el profesional con más de 30 años en el mundo de la imagen masculina. Y añade: "Esto es una moda, pero lo cierto es que las barbas llevan ya una década asentadas entre los hombres, quizás sea por esa crisis de masculinidad en la que se han visto envueltos los varones de ahora. La barba compensa", señala.
Melgar es optimista y está seguro de que a las barberías les espera un gran futuro porque "llevar barba es como los pantalones vaqueros. No va a pasar de moda nunca porque no hay hombre al que le quede mal una barba", defiende risueño el dueño.
En este sentido, bien cierto es que los productos de afeitado han bajado sus beneficios. Se estima que 2017 cerró con un 4% menos de ganancias, 74 millones de euros, según Stanpa. Por el contrario, ha surgido toda una línea nueva de productos para la barba. Melgar nos enseña su propia línea de cepillos, cremas hidratantes, aceites y jabones higiénicos para el pelo de la barba que los clientes le quitan de las manos.
Elías ya ha terminado, Juan parece satisfecho. Las maquinillas siguen sonando, todavía queda una larga y barbuda jornada para una nueva generación de hombres que han renegado de la estética metrosexual y reivindican aquello de... El hombre, cuanto más oso, más hermoso. Aunque, eso sí, un oso que, ahora, pide cita.