Los hermanos Simon y David Reuben, asentados en Londres pero de origen indio, ultiman la compra de la Ciudad Financiera del Banco Santander, construida en el municipio madrileño de Boadilla del Monte y que alberga los servicios centrales de la entidad, tras presentar la mejor oferta por las instalaciones en el concurso de acreedores de Marme Inversiones, el propietario del inmueble.
Sin embargo, fuentes próximas al proceso recuerdan a Efe que antes de que se cierre la operación el Banco Santander, que también ha participado en la puja, podría ejercer su derecho de tanteo por la propiedad que vendió a principios de 2008 en 1.900 millones de euros y por la que ahora, según adelanta Vozpópuli, habría presentado la segunda mejor oferta, solo superada por la de los hermanos Reuben.
El propietario del inmueble, Marme Inversiones, está en concurso de acreedores, la antigua suspensión de pagos, y el juzgado mercantil número 9 de Madrid es el encargado de liquidar sus activos, por lo que tendrá la última palabra entre las ofertas recibidas por la Ciudad Financiera.
En esa puja ha participado también un fondo kuwaití (AGC) y, según distintas informaciones, también el inversor británico de origen iraní Robert Tchenguiz, todos ellos dispuestos a ofrecer más de 2.000 millones, aunque la cifra podía elevarse a 3.000 millones porque Marme acumula 800 millones en liquidez en su caja.
La recompra de la Ciudad Financiera tendría sentido para el Banco Santander por el mero hecho de que con ella se ahorraría los 120 millones anuales que paga por ocupar el inmueble y que se van actualizando según el contrato de alquiler firmado por 40 años a contar desde 2008, cuando vendió las instalaciones.
La Ciudad Financiera se planificó en la época de presidencia de Emilio Botín para ahorrar los costes que suponían los 23 edificios que ocupaban en Madrid capital los servicios centrales del grupo y aumentar la eficiencia de sus trabajadores. En aquella época, el banquero también destacaba que con ese nuevo espacio mejoraría la calidad de vida y trabajo de los empleados.
El proyecto faraónico, diseñado por el arquitecto irlandés Kevin Roche, costó 480 millones de euros, incluyó la construcción inicialmente de nueve edificios, 400.000 metros cuadrados y más de 5.000 plazas de aparcamientos.
Entre esos nueve edificios destacaba el "Pereda", donde se encontraba el despacho de Emilio Botín y la sala del Consejo de Administración.
En los últimos años, las continuas obras de mejora y ampliación dotaron a la "Ciudad Financiera" de un nuevo espacio llamado "El Faro", un cubo acristalado junto a uno de los accesos al recinto.