Hubo un tiempo en el que una comarca del norte de Burgos estuvo a punto de convertirse en el nuevo Oklahoma español. Así bautizaba la prensa a mediados de los años 60 a La Lora, un páramo que pertenece al municipio de Sargentes de La Lora y donde apareció petróleo por primera vez en nuestro país.
Después de décadas de perforaciones infructuosas, desde que en 1900 aparecieran las primeras pistas de presencia de petróleo en la zona, el 6 de junio de 1964, a las 11:45, el oro negro manó por fin del pozo de Valdeajos, una de las pedanías del municipio. Con la España autárquica de la dictadura, la búsqueda del crudo se había intensificado, pero no fue hasta que España abrió sus fronteras al mundo, cuando se aceleraron las prospecciones en Burgos. La entrada de tecnología extranjera, especialmente la de EEUU, fue capaz de llegar más hondo, más rápido y a más partes del territorio hasta que se obró el milagro.
La euforia que generó el descubrimiento se plasma en un curioso vídeo del NODO de la época. En sólo 10 minutos el primer chorro logró sacar a la superficie 5.000 litros de petróleo de "excelente calidad". Las imágenes muestran a los alumnos de las aldeas de la zona estudiando las diversas capas del subsuelo, a los vecinos bautizando con vino el hallazgo y las esposas de los técnicos "haciendo sus labores de punto" a pie de pozo.
El fin de un sueño
La compañía Amospain (filial de Standard Oil y Texaco) fue la primera en entrar en el negocio en 1967. "Estuvo unos 10 años con los sondeos y la explotación", cuenta a Libre Mercado Idoia Prieto, una guía del Museo del Petróleo, que hace algunos años se abrió en Sargentes de la Lora. La fiebre del petróleo en Burgos provocó entonces un largo peregrinaje de expertos y curiosos a este pueblo. También, los bares y restaurantes empezaban a multiplicarse. En 1985, Chevron entró en escena. "Fue la que más invirtió", cuenta Prieto.
"En aquella época el yacimiento empleaba 400 personas. El punto álgido del empleo fue cuando se estaban construyendo los pozos, luego ya los puestos de trabajo disminuyeron porque la actividad estaba muy mecanizada. El yacimiento hizo que toda esa gente no tuviera que emigrar ni a Madrid ni al País Vasco", explica la experta.
Pero pronto la burbuja del oro negro español se desinfló. Los análisis llevados a cabo hasta los años 90 determinaron que el alto contenido en vanadio que tenía el petróleo burgalés impedía su destilación. Además, las prospecciones, que se realizaron en otros puntos de la provincia, confirmaron que sólo La Lora poseía crudo, por lo que Burgos no sería "el gran mar de petróleo que prometía".
A pesar del fiasco, otras empresas siguieron explotando el yacimiento, que ha estado activo hasta enero del año 2017, cuando terminó la concesión de los 50 años que se otorgó tras su descubrimiento. Era el único yacimiento petrolífero terrestre de nuestro país.
El Gobierno ordena su desmantelamiento
La compañía Columbus Energy Resources ha sido la última que ha estado al frente de esta explotación, y lleva más de un año esperando una renovación del concurso. El PP fue demorando la renovación y con la llegada del PSOE al Gobierno, las ilusiones de esta empresa se han desvanecido totalmente. El Ministerio de Energía les ha notificado que tiene que desmantelar de forma definitiva las instalaciones porque no va a haber ninguna nueva licitación.
La compañía ha indicado a la bolsa de Londres, donde cotiza, que "esperaba que el Gobierno español sacara a concurso la concesión de La Lora y de hecho, ha estado esperando que comenzara ese proceso desde enero de 2017. El Gobierno español no ha dado las razones para decidir no hacerlo".
Columbus no descarta tomar acciones legales contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez. "La compañía considerará sus opciones con respecto a la decisión", advierte. El presidente ejecutivo de Columbus, Leo Koot, se mostró "decepcionado" porque "nos han hecho creer que se presentaría una nueva licitación antes de finales de 2018".
Disgusto en el pueblo: "Un jarro de agua fría"
En Sargentes de La Lora, que actualmente tiene 115 habitantes, la decisión del Gobierno socialista ha sido recibida como un mazazo. "Ha sido un jarro de agua fría. No lo entiendo, no nos esperábamos esta mala noticia", se lamenta Carlos Gallo, el alcalde. "En marzo de 2017 (con el anterior Gobierno) salió en el BOE que teníamos 3 años para convocar el concurso y ahora, la ministra de Energía toma esta decisión", cuenta.
"Hay 20 familias en el pueblo que viven directamentede esto más los empleos indirectos, un mundo para un municipio que a mediados del siglo XIX tenía censados a más de 1.500 personas. Hoy en día, no superamos los 120, la despoblación está sumiendo al municipio de Sargentes de Lora en una tristeza sin precedentes", denuncia en este periódico. "Es la única industria de la zona, la que sustentaba al pueblo", añade.
En la misma línea va la guía del Museo del Petróleo. "No entiendo por qué no lo renuevan si hay petróleo y hay una empresa privada interesada en la explotación, que está generando puestos de trabajo. ¡Luego dicen que quieren que la gente siga viviendo en los pueblos!", protesta. Prieto ha visto cómo durante todo el año, los responsables del yacimiento han seguido trabajando en las instalaciones del pueblo. "El gerente, los directivos y todos han estado viniendo en estos meses. Confiaban en que renovarían", cuenta.
La guía ha defendido que el petróleo de Ayoluengo, la pedanía donde está el último pozo que queda, es de "buena calidad". Prieto reconoce que "no es como el de Arabia Saudí, pero tampoco como el cubano, que no se puede refinar. El nuestro tiene un poco de arsénico, y eso antiguamente era un problema porque te estropeaba las instalaciones. Por eso, se ha vendido siempre como combustible de caldera. Pero ahora, con las nuevas tecnologías sí serviría para refinar. Además, tiene una densidad estupenda, de 34º, y poco azufre", asegura.
Aunque se desconocen las causas de la negativa del Ejecutivo, Prieto dice que si fuera medioambiental, "no tendría sentido porque declararon la zona como parque natural con el yacimiento activo, y nunca ha habido ningún problema".
Otra profesional de la zona que también lamenta que el yacimiento ponga fin a su actividad es Begoña, la responsable del bar Oro Negro de Ayoluengo, "el único bar del pueblo y alrededores", explica. El nombre de este negocio homenajea a una época donde el petróleo era sinónimo de futuro para los burgaleses. "Teníamos la esperanza de que se abriera. Si no se abre esto, no se va a abrir nada en el pueblo. No va a quedar nada", cuenta a este periódico. Aunque lleva menos de un año con el negocio, hace 42 años que Begoña visitó Ayoluengo por primera vez. "Venía con mis padres de vacaciones y esto era el no va más. Todas las casas estaban llenas porque la gente trabajaba aquí. Había hasta 5 bares que daban comidas de mañana, tarde y noche", relata
En lo que va día, por el local de Begoña han pasado "unas 20 personas". Todavía recuerda la época en la que el Oro Negro estaba lleno de clientela. "Toda la familia de los anteriores dueños estaba trabajando aquí de la gente que tenían", asegura.
Begoña cogió el negocio "a sabiendas de que el yacimiento estaba parado y si no es por el petróleo, tendremos que reinventarnos en otra cosa". Eso sí, no piensa cambiarle el nombre a su bar. "Jamás. Esto es historia", asegura.