En la planta de Seat de Barcelona, los robots transportan cada día 24.000 piezas individuales y en lo que va de año han recorrido 436.000 kilómetros. La realidad virtual, la realidad aumentada y la impresión 3D están siendo utilizados para mejorar la eficiencia de la producción en la fábrica de Martorell, donde hay 7.000 trabajadores. "Esta es la fábrica del futuro", asegura su presidente, Luca de Meo, al Financial Times.
Lo cierto es que esta planta destaca por su vanguardismo tecnológico. Sin duda, es un gran paso para el sector automovilístico español, el segundo más grande de Europa. Pero el uso de estas tecnológicas también es positivo para el desarrollo de otros sectores. Además, la alta tecnología se ha visto potenciada en España después de que la empresa Virgin Hyperloop eligiese Cádiz para poner en marcha el tren más rápido del mundo.
Sin embargo, a pesar de todos estos impulsos, España sufre una escasa digitalización y una baja productividad. En 2017, la OCDE señaló que el 40% de las grandes empresas de España utiliza la computación en la nube, pero solo el 26% delas medianas y el 12% de las pequeñas. España, que tiene un gran porcentaje de empresas de tamaño reducido, sufre más la falta de digitalización empresarial.
Por otro lado, en cuanto a la productividad, los españoles trabajan más que la mayoría de europeos -1.687 horas al año frente a las 1.356 horas de Alemania-, pero su productividad es menor. Los expertos señalan que esto se produce por un problema estructural de la economía, que depende del turismo en gran medida. Además, las empresas con más de 1.000 empleados alcanzan el triple de productividad que las que tienen menos de 20, de ahí que el segundo gran problema sea la falta de empresas grandes. Una mayor digitalización en las pymes también haría que la productividad aumentase, pero las constantes trabas de l poder político al desarrollo de la economía digital dificultan enormemente este objetivo.