Es temporada de setas y los amantes de la micología se lanzan al campo a buscarlas. Debido a los peligros por intoxicaciones que genera este alimento cada año, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) han advertido que solo una minoría de las setas que encontramos son realmente comestibles. Del resto, una parte son tóxicas, más o menos peligrosas, y otras no son buenas, es decir son duras o tienen un sabor desagradable.
"Si no las conoces muy bien, lo mejor es que te abstengas de salir al campo a recoger setas. Para una misma seta, incluso los colores pueden cambiar de unas zonas a otras, con lo que las fotos de las guías no son una fuente del todo fiable: no basta con conocer las setas, sino que debes saber distinguir las de la zona a la que vas", explican.
Si te has decidido a salir a buscarlas debes saber que la Amanita phalloides es una de las setas que hay que reconocer, pues es la responsable de la mayoría de los envenamientos mortales.
No es que sea muy abundante pero, tampoco es rara. Es de color blanquecino con tonos verdosos, tiene el sombrero extendido, un pie esbelto, láminas bajo el sombrero y es muy característico un anillo como un faldón que rodea el pie, siempre que no haya desaparecido por alguna razón. Bajo el pie hay una volva, una especie de saco del que ha salido la seta y que permanece en el terreno. La carne tiene un olor agradable, pero es hepatotóxica. En general, como principio de precaución no cojas setas blancas de láminas blancas.
Como circulan demasiados mitos sobre cómo reconocer setas tóxicas, desde esta organización han querido desmentirlos:
- Es falso que si están mordidas por animales son comestibles:las setas pueden ser comestibles para algunos animales y tóxicas para los humanos. No necesariamente tienen los mismos efectos.
- Es falso que si se hierve la seta con un utensilio de plata y éste se vuelve negro la seta sea tóxica, y si no, es comestible: no tiene ningún fundamento.
- Es falso que una seta sea tóxica si al cocer con ajos o cebollas oscurece.
- Es falso que una seta deje de ser tóxica si se cuece o se pone en vinagre o salmuera, y también es falso que las setas sólo son peligrosas crudas o poco cocinadas.
- Es falso que únicamente sean tóxicas las setas que cambian de color al partirlas: los níscalos no son tóxicos y cambian de color al partirlos, mientras que la Amanita falloides no cambia de color y es tan tóxica que puede resultar mortal.
- Es falso que las setas que crecen en la madera sean siempre comestibles: ni todas son tóxicas ni todas pueden comerse.