La canciller alemana, Ángela Merkel, ha anunciado que dejará el poder al final de la presente legislatura, en 2021. Se abre un período de renovación en la CDU teutona, que tendrá que encontrar un nuevo liderazgo capaz de renovar las expectativas electorales de una formación que sigue ganando elecciones, pero cada vez con menor porcentaje de voto y más competencia por parte de Alternativa por Alemania.
En términos económicos, ¿qué tal le ha ido a Alemania bajo gobierno de Merkel? En 2005, la aún canciller llega al poder con una tasa de crecimiento del 0,9% que pronto se acelera hasta situarse por encima del 3,5%. Sin embargo, la Gran Recesión pone a prueba a la economía germana,induciendo un fuerte descenso del PIB que llegó al 5,6% en 2009. Dicho retroceso quedó atrás con sorprendente rapidez, puesto que la economía creció un 3,9% en 2010, avanzó otro 3,7% en 2011 y mantuvo una velocidad de crucero desde entonces, moviéndose entre el 1,5% y el 2%. Cuando Merkel deje el poder, está previsto que el PIB supere los 3,8 billones de euros, un 60% más que los 2,3 billones que producía Alemania en 2005.
La tasa de inversión y los niveles de ahorro explican el correcto desempeño del sector privado alemán en un contexto económico adverso. El peso de la inversión ha pasado del 18% al 22% del PIB, mientras que el ahorro bruto ha subido del 23% al 29% del PIB. Frente al modelo de crecimiento basado en el apalancamiento, los teutones siguen manteniendo niveles aceptables de ahorro, lo que ayuda también a mantener niveles crecientes de inversión.
Otro de los factores que explica el éxito alemán en los años de Merkel es el fortísimo avance de las exportaciones. La evolución de las ventas de bienes y servicios al extranjero se ha movido en positivo en todos los años de gobierno de la conservadora, salvo 2008. La tasa de aumento de las exportaciones ha llegado a alcanzar el 14% anual, buena muestra del tirón exterior de lasempresas germanas. La balanza por cuenta corriente certifica la consolidación del modelo exportador, puesto que lleva años en terreno positivo, moviéndose entre el 6% y el 8% del PIB.
Es curioso que el principal logro de Merkel sea el empleo, puesto que las bases para la buena evolución del mercado laboral no las sentó la CDU, sino el gobierno de su antecesor, el socialdemócrata Gerhard Schroeder. Gracias a las altas dosis de flexibilidad laboral que introdujo la llamada Comisión Hartz, Alemania ha reducido el paro desde el 11% registrado en 2005 hasta el 3% que se va a alcanzar en 2021, si todo va según lo previsto. Con Merkel en el poder, la población empleada subió de 35,7 a 41,5 millones. Se espera, de hecho, que dicho indicador roce los 42 millones al final del último mandato de la lideresa.
En términos fiscales, Merkel apenas ha introducido modificaciones tributarias, para desesperación de la izquierda que quería más impuestos y de la derecha que le exigía reducir el peso de los gravámenes. Su retórica siempre ha sido más favorable a bajar la presión fiscal, pero a la hora de la verdad lo cierto es que heredó una presión fiscal del 43% del PIB y tiene previsto entregar el mando del gobierno con niveles de entre el 44% y el 45% del PIB.
Por el lado del gasto, Merkel sí ha cumplido con lo que esperaban los suyos. El peso del Estado ha caído del 48% del PIB alcanzado entre 2008 y 2009 al 44% del PIB anunciado para el último año de gobierno de la canciller. Esto explica que, lo que llegó a ser un déficit del 4% del PIB, haya pasado a ser hoy un superávit del 1% del PIB. Dicha senda de austeridad hace que, aunque la deuda subiese del 65% al 80% del PIB en los peores momentos de la crisis, los pasivos del Tesoro hayan caído desde entonces, hasta moverse por debajo del 60% del PIB. La meta de Merkel es dejar el poder en 2021 con dicho indicador en el 49,7% del PIB.
Teniendo en cuenta el contexto exterior, los números de la Era Merkel se antojan especialmente positivos. No hay que olvidar que la economía teutona ha salido casi indemne de una crisis que ha dejado muy maltrechas las economías de Italia, España o incluso Francia. En el "debe", la canciller se despide habiendo decepcionado a quienes esperaban de ella rebajas fiscales más profundas. En cualquier caso, el legado económico de Merkel no genera gran discusión en el país teutón y, probablemente, será su respuesta a la crisis migratoria lo que centre buena parte de las discusiones sobre su adiós.