Rosi Costoya tiene una lista de espera "de más de 100 personas" interesadas en comprar el pueblo abandonado que su inmobiliaria ha puesto a la venta desde hace unas semanas. El éxito de la operación ha sido tal, que este pequeño paraíso gallego ya tiene "prácticamente" dueño. "Faltan unos pequeños trámites burocráticos, y cerraremos la operación en unos días", cuenta la dueña de Galician Country a Libre Mercado.
El afortunado podrá presumir de tener su propio pueblo a pie de playa. Por unos 312.000 euros, habrá cumplido el sueño de muchos. "No sé si lo va a usar para residencia o como negocio, pero para las dos cosas podría valer perfectamente", explica Costoya.
Este lugar se encuentra sobre una pequeña península, muy cerca de Viveiro (Lugo). La superficie total edificada de la propiedad tiene unos 600 m2 y está dividida en 5 edificios en diferentes estados de conservación. Alguna de las casas es "perfectamente habitable" y está amueblada, pudiendo utilizarse como vivienda mientras se realiza la rehabilitación del resto de edificios.
La propiedad cuenta con acceso directo, a través de un camino interior que recorre la finca, a una playa de 1 km de longitud. Dicha playa tiene la calificación de Bandera Azul desde el año 2009. "Cuenta con unas estupendas condiciones para deportes náuticos, con brisa constante y mar en calma. De igual modo, hay que destacar la excelente calidad de su arena", explican en su web. Dentro del terreno hay dos manantiales de agua potable y una de las casas tiene un horno de unos 45 m2.
"Las posibilidades que ofrece este conjunto de casas abandonado solo dependen de la imaginación y el presupuesto de los compradores. Podría ser ideal para establecer un cohousing o covivineda, algún tipo de residencia especializada, un centro de formación o retiro, una pequeña comunidad o, simplemente, la vivienda para una gran familia", explican.
Todo tipo de propiedades con encanto
Este pueblo gallego no es la única propiedad digna de un gran comprador, pero a un precio razonable, que comercializa la inmobiliaria de esta empresaria. "Seleccionamos todo tipo de propiedades rústicas, emblemáticas y con encanto, como pueblos, castillos o pazos. Tenemos unas 200. Muchas de ellas son mágicas, como el castillo donde se dice que vivieron los últimos templarios", explica.
"Muchos de los inmuebles que tenemos son herencias, que pertenecen a muchos propietarios que no se ponen de acuerdo para qué hacer con ellas", añade. La mayoría de compradores son extranjeros "de todas las partes del mundo" y entre los principales problemas con los que se encuentra la fundadora de Galician Country en el día a día de su actividad está: "localizar a los propietarios, que muchos viven en el extranjero, que todos quieran vender y que estén todos los papeles en regla. Somos firmes defensores del medio ambiente y todas nuestras propiedades cuentan con todos los permisos".
Galicia es una de las comunidades españolas que más sufre la despoblación y el envejecimiento de sus ciudadanos, es por eso que casa vez son más las aldeas que quedan desiertas a merced del tiempo. "Vivir en ese entorno es precioso, pero vivir de la tierra no es fácil, por eso, los jóvenes se formaron y se fueron", señala Costoya. Según los últimos datos del INE, en esta región hay unas 1.700 aldeas abandonadas.
Pero al calor de esta circunstancia han nacido estas particulares inmobiliarias como la suya y gracias a las posibilidades laborales que ofrece internet, cada vez son más los que se plantean volver al campo. "La gente tiene ilusión por salir de la ciudad y cambiar de vida. Con internet es posible vivir en pueblo perdido y trabajar, ¡quién me iba a decir a mí que podría hablar con 150 países desde la oficina de mi casa!", concluye.