La desconfianza empieza a hacer mella en el consumo. Las ventas del comercio minorista, uno de los principales indicadores para tomar el pulso a la demanda, bajaron un 3,1% interanual el pasado septiembre a precios constantes -descontando la inflación-, lo que supone 3,4 puntos por debajo de la tasa registrada en agosto y su mayor descenso desde febrero de 2017, cuando cayó un 3,2%, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Sin embargo, una vez corregidos los efectos estacionales y de calendario (diferencia de días hábiles), las ventas bajaron un 0,9% en el último año, un punto menos que en agosto y el mayor retroceso interanual desde agosto de 2013, cuando España empezaba a salir de la recesión, tal y como recoge el portal financiero inBestia.
Las ventas caen en tasa anual en todas las comunidades autónomas, aunque destaca el caso de Cataluña, que lidera el ránking con un descenso del 5,1%, seguida de Canarias (-4,3%) y Cantabria (-4,1%). Por el contrario, Murcia (-0,6%), Aragón y Andalucía (ambas con -1,4%) son las que registran las menores disminuciones.
El retroceso del comercio minorista no es de extrañar si se tiene en cuenta que el Índice de Confianza de Consumidor (ICC) bajó a 90,6 puntos en septiembre, tras sufrir el mayor descenso mensual desde mediados de 2012, cuando España estaba en el ojo del huracán por la crisis de deuda europea.
De hecho, la confianza del consumidor acumula un descenso de 17 puntos desde el pasado junio, coincidiendo con la llegada al poder del PSOE tras la moción de censura de Pedro Sánchez.
Y a ello se suma el creciente pesimismo de los empresarios. El Índice de Confianza Empresarial Armonizado (ICEA) baja un 1,1% interanual en el cuarto trimestre, hasta alcanzar los 133,9 puntos, su mayor caída desde 2013, según advierte el Círculo de Empresarios. El porcentaje de encuestados que se muestran más pesimistas aumenta hasta el 16,1%, mientras que los optimistas caen por segundo trimestre consecutivo hasta el 19%.