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El Banco de España alerta: la subida del SMI puede provocar más desigualdad y paro juvenil

Primera intervención de Hernández de Cos en el Congreso. Pide "intensificar la agenda de reformas" y "medidas adicionales" en pensiones.

Primera intervención de Hernández de Cos en el Congreso. Pide "intensificar la agenda de reformas" y "medidas adicionales" en pensiones.

"Reformas estructurales", "productividad", "consolidación fiscal", "sostenibilidad del sistema", "gestión activa de los activos deteriorados"…

El discurso que Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España desde el pasado mes de junio, ha realizado este miércoles en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados quizás no resulte fácil de titular. No hay muchos entrecomillados potentes, con alguna de esas frases que los periodistas buscan. Y los que hay están ocultos en un lenguaje técnico, que limita su capacidad para generar ruido. Podría decirse que es poco tuiteable. Y no por falta de sustancia.

Porque en su primera comparecencia ante los diputados, Hernández de Cos, que acudía a presentar el Informe Anual del organismo que dirige, apenas se ha dejado ningún tema en el tintero y ha diseccionado la situación económica española con detalle. Ha tocado todas las grandes cuestiones y en muchos de ellas ha dejado apuntes muy interesantes. Ha hecho propuestas y ha insinuado críticas de calado a algunas de las medidas pactadas en los últimos meses en el mismo Congreso de los Diputados que acogía su intervención. Y, por encima de todo, ha dejado un mensaje claro: "la relevancia de los retos de medio y largo plazo" a los que hace frente nuestro país nos obliga a "encarar estos retos con prontitud y suficiente determinación". Ahora habrá que ver si sus señorías han tomado buena nota.

Lo primero que ha hecho el gobernador ha sido alertar acerca de los peligros que todavía acechan a la economía española. Sí, ha reconocido que en el último lustro el crecimiento ha permitido corregir de forma notable buena parte de los desequilibrios previos, "como el saneamiento del sistema financiero, la reducción del endeudamiento privado, la recuperación de la competitividad y la consecución de superávits por cuenta corriente". Pero al mismo tiempo ha advertido de que todavía quedan "importantes elementos de vulnerabilidad", entre los que ha destacado "el alto endeudamiento público, la elevada posición deudora neta de la nación, las disfunciones estructurales del mercado de trabajo", y el hecho de que "no se termina de asentar un patrón de crecimiento que favorezca de una manera más intensa las actividades con una elevada productividad y generación de valor añadido".

En resumen, que aunque estamos mejor que en 2010-2012, seguimos enfrentados a una realidad muy complicada que, además, puede empeorar si se produce un cambio en las condiciones externas (y ha citado como posibles riesgos la normalización de la política monetaria del BCE, las tensiones geopolíticas, el Brexit o la situación italiana) que ni mucho menos puede descartarse. Por eso, De Cos ha pedido aprovechar "el momento actual de expansión económica para realizar las reformas necesarias y ganar margen de maniobra presupuestario para afrontar futuras situaciones cíclicas".

El Banco de España ha reiterado la advertencia que otros muchos organismos vienen realizando desde hace meses. No deberíamos perder esta oportunidad y dilapidar los buenos años que estamos viviendo. Uno de los objetivos más importantes debería ser reducir los números rojos de las cuentas públicas: "El endeudamiento público elevado durante un período prolongado puede tener efectos negativos sobre el crecimiento económico (…) Resulta prioritario retomar el proceso de consolidación fiscal que permita la reducción progresiva de la ratio de deuda pública sobre el PIB y del déficit estructural". En este punto, hay que recordar que España cumplió en 2017 una década con un déficit público superior al 3% del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que este año todo apunta a que volveremos a estar por encima del 2,5% (a pesar de los últimos cinco años de fuerte crecimiento económico) y que todos los partidos han apostado siempre por mantener el déficit máximo que nos permita Bruselas, sin ir nunca más allá en cuanto al ajuste de las cuentas públicas. Y el Banco de España se pregunta cómo de responsable es esto y qué ocurrirá si cambia el entorno exterior.

Pensiones

En lo que tiene que ver con las cuentas públicas, Hernández de Cos ha hecho una segunda advertencia relacionada con el "envejecimiento poblacional". El gobernador del Banco de España ha recordado que todas las previsiones apuntan a un fuerte incremento del gasto en pensiones, sanidad y cuidados de larga duración para las próximas décadas. Un gasto que habrá que pagar de alguna manera. En este sentido, ha lanzado una carga de profundidad muy relevante, dirigida contra las medidas adoptados en las últimas semanas y las que se anuncian que propondrá el Pacto de Toledo: "Las reformas de 2011 y 2013 favorecían la corrección gradual del actual déficit del sistema, contrarrestando de modo significativo el efecto del incremento esperado de la tasa de dependencia en el largo plazo".

El problema es que parte de lo aprobado en esas reformas, sobre todo el Factor de Sostenibilidad y el Índice de Revalorización de las Pensiones, parece que ya está sentenciado. En cuanto al IRP, todos los partidos han acordado volver al IPC; y el FS se congeló tras el pacto PP-PNV para los Presupuestos de este año y también todos los partidos se han mostrado de acuerdo en que no vuelva nunca a estar vigente. Por eso, De Cos ha dicho claramente que algo hay que hacer, porque si no, sus cálculos apuntan a "un incremento del gasto público en pensiones superior a 3 puntos del PIB [más de 35.000 millones de euros] en el año 2050". Ante esta situación, el Banco de España pide "medidas adicionales por el lado de los ingresos o los gastos del sistema". ¿Qué medidas? "Aumentar la transparencia del sistema, reforzar su contributividad y mantener un mecanismo de ajuste automático que garantice la sostenibilidad de las pensiones futuras".

En resumen, que si el Congreso se carga el FS y el IRP, Hernández de Cos le pide a los diputados que lo sustituyan por alguna otra ratio, quizás con otro nombre, que cumpla la misma función de ajustar de forma autonómica los ingresos y los gastos del sistema: "Se hace imprescindible un paquete integral de actuaciones que aborde las repercusiones del envejecimiento poblacional sobre la economía".

Salario Mínimo

Algo parecido puede decirse en lo que tiene relación con el Salario Mínimo Interprofesional y el mercado de trabajo. También aquí De Cos ha pedido a los diputados que profundicen en las reformas emprendidas en los últimos años, justo lo contrario de lo que ahora mismo parece más probable. Así, por ejemplo, ha propuesto "habilitar mecanismos que faciliten una mayor alineación entre las condiciones salariales de cada empresa y su nivel de productividad". Es decir, lo que se iniciaba la reforma de 2012 y que ahora está en peligro.

De Cos incluso ha guardado un pequeño espacio en su discurso para comentar una de las medidas más debatidas de las últimas semanas, la subida del SMI a 900 euros al mes que PSOE y Podemos pactaron para los próximos Presupuestos Generales del Estado (PGE). De hecho, para el habitual tono técnico del Banco de España y lo cuidadoso que suele ser el organismo en sus informes y presentaciones, es llamativo el toque de atención que ha dado en este tema. Porque, aunque ha admitido que "la evidencia empírica ofrece una elevada variedad de resultados" sobre el efecto del SMI, no ha dejado de recordar que este tipo de medidas suelen tener "un efecto negativo –aunque limitado– sobre el empleo agregado de la economía". No sólo eso, es que además ese "efecto negativo" se centra precisamente en los que más necesitarían un puesto de trabajo: "Su impacto [del SMI] sobre la probabilidad de perder el empleo resulta significativo en el caso de determinados colectivos, como los más jóvenes y los de mayor edad con menor formación, que muestran un nivel de productividad menor que el promedio. El nivel del SMI y sus incrementos anuales deberían diseñarse teniendo en cuenta la productividad de los trabajadores afectados y su grado de empleabilidad si se quieren evitar efectos no deseados, en forma de pérdida de empleo y aumento de la desigualdad".

Además, en su réplica a los portavoces de los grupos, De Cos ha recordado que existen muy pocas experiencias a nivel internacional con incrementos tan importantes del SMI como el pactado para 2019 (por encima del 22%). Pero incluso así, ha apuntado a que los informes que tienen en su poder apuntan a que "la subida del SMI, incluso cuando es en cuantías reducidas, tiene pocas consecuencias en el empleo global, pero sí incrementa la probabilidad de perder el empleo de determinados colectivos. Los jóvenes en particular". Y no sólo eso, además, ha dicho, "es razonable pensar que este impacto no será lineal".

Porque, además, ha recordado que "casi un 50% de este colectivo afectado tiene contratos temporales y un 50% trabaja en empresas de menos de 10 trabajadores. Mi conclusión es 'evaluemos' las consecuencias. Con el objetivo final estamos todos de acuerdo, pero no vaya a ser que con la medida aprobada consigamos lo contrario".

A vueltas con la productividad

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Productividad. Banco de España

Quizás la palabra que más se ha repetido en los quince folios del discurso de De Cos ha sido "productividad". Al final, el crecimiento futuro de la economía española y el equilibrio de las cuentas públicas dependerá de lo que seamos capaces de generar y de cómo de competitivas sean nuestras empresas. Para empezar, el gobernador ha realizado una advertencia sobre el actual clima político: "La fragmentación parlamentaria que ha caracterizado el devenir de la política a escala nacional durante los últimos años genera incertidumbre sobre el curso de algunas de las principales políticas económicas, en relación tanto con el necesario proceso de consolidación presupuestaria como con la también necesaria adopción de nuevas reformas estructurales que permitan aumentar el potencial de crecimiento de la economía".

Porque además, De Cos cree que hay que "intensificar" la agenda de reformas y "evitar su reversión". No es un tema menor, como apuntan los informes del Banco de España, "las perspectivas de crecimiento potencial a largo plazo de la economía española son relativamente modestas (…) Desde cerca del 3% anual en 2008 a cotas inferiores al 1,5% con posterioridad a la crisis". Es decir, que no sólo no hay que deshacer lo realizado (por ejemplo, ha elogiado las reformas laborales de 2010 y 2012), sino que hay que avanzar todavía más en ese camino emprendido si queremos crecer más (e incrementar los recursos públicos, reducir el endeudamiento...). Y no parece que sea esa la pretensión del Gobierno ni de los partidos que le apoyan.

En este sentido, el Banco de España propone una serie de medidas para que ese crecimiento potencial a largo plazo sea más elevado:

  • El modesto crecimiento de la productividad se ha asociado tanto a un menor ritmo de avance de la productividad media de las empresas en relación con los países de nuestro entorno como a una asignación de recursos hacia las empresas menos productivas a lo largo de la última expansión. Atajar estos problemas requiere una mejora del marco competitivo empresarial.
  • [Se percibe] un cierto déficit en el grado de competencia empresarial en algunos sectores. Para favorecer un nivel adecuado de competencia, además de reducir las barreras de entrada en algunos sectores, se deberían revisar determinadas regulaciones que entorpecen el desarrollo de nuevas empresas productivas, bien porque ofrecen incentivos contrarios al desarrollo del crecimiento empresarial, o bien porque dificultan la salida del mercado de compañías cuyo nivel de productividad es subóptimo.
  • Reforzar el marco legal educativo, para eliminar la brecha que España muestra en los indicadores de calidad educativa frente a otros países desarrollados.
  • En relación con el mercado laboral, se debería reducir la temporalidad y la excesiva rotación contractual sin menoscabar la creación de empleo, focalizar las políticas activas en aquellas acciones que sean más efectivas de cara a aumentar la empleabilidad y habilitar mecanismos que faciliten una mayor alineación entre las condiciones salariales de cada empresa y su nivel de productividad.
  • Adicionalmente, resulta necesario complementar las reformas en los mercados de factores con reformas en los mercados de bienes que fomenten la competencia 15/15 empresarial y la competitividad. El incremento de la productividad de la economía exige, asimismo, mejorar el capital humano y tecnológico.
  • [En lo que hace referencia al sector financiero], el volumen de activos dudosos había disminuido un 60% desde su nivel máximo, pero permanecía todavía en cotas elevadas. El crecimiento económico seguirá contribuyendo a que se mantenga la pauta de descenso de los activos deteriorados. No obstante, es necesario que las entidades profundicen en la aplicación de políticas de gestión activa de sus activos deteriorados.
  • Las entidades financieras deben afrontar el desafío de la baja rentabilidad de su negocio nacional sin incurrir en una relajación excesiva de los criterios de admisión y selección en las operaciones crediticias.
  • El tercer reto del sector bancario es el asociado con un proceso de adaptación a un marco regulatorio más exigente. (…) En el caso de la ratio de capital CET 1, su nivel es comparativamente menor que el de los sistemas bancarios de la eurozona, lo que subraya la necesidad de que las entidades refuercen sus niveles de capital.

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