Suecia, que recientemente ha echado a los socialistas del Gobierno para dar paso a nuevas políticas económicas, trabaja ya en su nueva moneda nacional, la E-Krona. Este proyecto, que lleva ya unos meses de desarrollo estará disponible a partir del año que viene y buscará explorar el beneficio de las criptomonedas frente a las divisas comunes.
Esta iniciativa cobra mayor sentido en el país nórdico, ya que Suecia es uno de los países con menor uso del dinero en efectivo. De hecho, muchos de los mendigos utilizan datafonos para poder mendigar. Aunque esto es anecdótico, no deja de ser un reflejo del nivel de uso del efectivo en el país. Durante 2018, solo el 13% de los pagos se han hecho en efectivo, frente al 36% registrado en el 2010.
El gobernador de Riksbank señaló que Suecia siempre ha estado en la vanguardia en el sector de las divisas. El primer billete moderno se creó en el país hace 350 años y el hecho de ser una de las economías con menos uso del efectivo vuelve a evidenciar el posicionamiento del país en cuanto al uso del dinero.
A pesar de ello, Suecia no es ni el primer ni el último país que estudia y prueba la creación de una criptomoneda nacional. Rusia y Arabia Saudí ya están estudiando la situación. Aunque, curiosamente, fue Venezuela con su esperpéntico Petro el primer país en tener una criptodivisa nacional.
En Suecia, existen problemas legislativos que pueden poner palos en las ruedas en este proyecto. La legislación actual sueca no respalda la introducción de la E-krona. Sin embargo, están estudiando alternativas y resquicios legales para continuar con el proyecto.
¿Tiene sentido una divisa digital nacional?
Sentido sí tendría porque el modelo sería muy similar al que ya existe, pero utilizando la tecnología blockchain. Lo que sucede es que una criptomoneda nacional es lo opuesto a lo que representa Bitcoin u otras divisas. Bitcoin no está regulado por ningún banco central y no se pueden crear más Bitcoin de los ya predeterminados. Este es uno de los grandes atractivos de la divisa, que no está gestionada por ningún ente superior. Sin embargo, las divisas nacionales estarían supervisadas por los diferentes bancos centrales.