La retórica política de la izquierda insiste una y otra vez en vender los modelos intervencionistas como una alternativa "social" al desalmado sistema económico de mercado. Sin embargo, si por entendemos que lo "social" es garantizar mejores condiciones de vida al conjunto de la población, los resultados del último Índice de Libertad Económica del Instituto CATO y el Instituto Fraser son concluyentes: lejos de ser un obstáculo, el capitalismo es un catalizador de la prosperidad.
Empecemos por la renta por habitante. En el grupo de los países más liberales encontramos una cuota media de 40.376 dólares per cápita. Entre las economías más intervencionistas, el promedio se desploma hasta los 5.649 dólares. También hay brecha en los grupos intermedios: las economías con un grado medio-alto de libertad económica se mueven en los 18.510 dólares de renta por habitante, frente a los 11.465 dólares de los países con una economía más cerrada.
Si nos fijamos en los ingresos de los más pobres, la diferencia es más llamativa si cabe. El 10% de menores ingresos percibe apenas un promedio de 1.345 dólares anuales en las economías más intervencionistas del Planeta. Sin embargo, en el grupo de países que apuestan firmemente por el capitalismo vemos que este indicador se dispara espectacularmente hasta llegar a los 10.660 dólares por habitante. También hay diferencias en los grupos intermedios: las economías medio-abiertas se mueven en los 3.721 dólares, mientras que las medio-cerradas están en los 2.774 dólares.
Pero las diferencias no se limitan a la renta del conjunto de la población o de los hogares más humildes, sino que también se aprecian en otros indicadores. Por ejemplo, en los países más liberales vemos que la esperanza de vida al nacer es de 79,45 años de media, muy por encima de los 64,40 de los países más intervencionistas. Las economías medio-abiertas están en los 73,47 años, mientras que las medio-cerradas se mueven en torno a los 70,76 años.
Si medimos la mortalidad infantil, el resultado vuelve a ser concluyente. En las economías que más se alejan del ideal liberal vemos que, por cada 1.000 niños que nacen, 42,25 pierden la vida en cuestión de minutos, horas o días. Esta situación es claramente mejor en las economías capitalistas, donde la ratio baja a 6,28 defunciones por cada 1.000 partos. En las economías medio-abiertas, la cifra es de 16,01, mientras que en las medio-cerradas es de 23,35.
¿Qué hay de la pobreza? Hay dos formas de medirla: tasa general de pobreza (3,2 dólares por día) o tasa de pobreza extrema (1,9 dólares por día). En el primer indicador, el porcentaje registrado en las economías capitalistas es del 4,31%, frente al 51,74% que registran los países más hostiles al mercado. En el segundo indicador, la cuota alcanza, respectivamente, el 1,48% y el 31,71%.
Y la cosa no acaba aquí. En términos de derechos políticos y civiles, el panel de Freedom House que asigna una nota de 1 a 7 en la que 1 es el nivel más alto y 7 el más bajo, los países con economías liberales se mueven en el entorno de 1,9-2 puntos, frente al intervalo de 4,6-4,7 en el que oscilan los países más intervencionistas. Algo parecido ocurre con la igualdad hombre-mujer. La brecha observada en el mundo liberal es de 18 puntos, frente a los 46 de las economías intervencionistas, el 0,33 de las semi-abiertas o el 0,37 de las semi-cerradas. Por último, la puntuación en el índice de felicidad de la ONU arroja también una correlación entre más libertad y más prosperidad: de 0 a 10, la puntuación media es de 4,48 en los países más intervencionistas y de 6,54 en el caso de las economías más liberales.