El Índice de Confianza de Consumidor (ICC) sirve para tomar el pulso a la percepción que tienen los españoles sobre el rumbo económico del país, ya que se calcula en base a la puntuación que otorgan los encuestados a la situación actual de la economía familiar, la economía española y el empleo respecto a la que existía hace seis meses, así como a sus expectativas de cara al próximo semestre. Este indicador, elaborado mensualmente por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), oscila entre valores que van de 0 a 200: por encima de 100 indica una percepción positiva de los consumidores y por debajo una percepción negativa.
Desde el estallido de la burbuja financiera internacional, a mediados de 2007, el ICC, como es lógico, ha registrado fuertes fluctuaciones debido al empeoramiento de la situación económica, especialmente en 2008, con las hipotecas subprime de fondo, y 2012, en plena tormenta del euro, coincidiendo con los peores momentos de la crisis. Sin embargo, España acaba de registrar una caída similar en el último trimestre, coincidiendo con la moción de censura y la posterior llegada al Gobierno de Pedro Sánchez el pasado junio.
Así, el ICC bajó a 90,6 puntos en septiembre, 11,9 puntos menos, el mayor descenso mensual desde mediados de 2012, cuando España estaba en el ojo del huracán por la crisis de deuda europea, justo antes de que el Banco Central Europeo (BCE) saliera al rescate del euro. Esta súbita desconfianza responde a la negativa valoración sobre la situación económica actual (-16,3 puntos) y a la caída de las expectativas (-7,4).
Como consecuencia, el ICC se sitúa hoy en valores inferiores a los registrados en los dos últimos años, muy similares a los observados en septiembre y octubre de 2016, y acumula una caída de 17 puntos desde junio.
Y, en concreto, dentro de la valoración sobre la situación económica actual, que retrocede hasta 82,9 puntos (-16,3 puntos), destaca el "comportamiento muy negativo" de la percepción general de la economía, que cae 22 puntos en septiembre, y del mercado de trabajo, que desciende 20,1 puntos en su valoración, según el CIS.
Por su parte, el índice de expectativas también baja a 98,2 puntos, un descenso de 7,4 puntos respecto a agosto. La evolución de sus tres componentes es, igualmente, muy negativa, ya que las expectativas respecto a la situación futura de la economía y las relativas al mercado de trabajo ofrecen caídas acusadas (-12,7 y -7 puntos, respectivamente), mientras que el retroceso de las expectativas respecto a la evolución de los hogares es más moderado (-2,5 puntos).