Un año después del 1-O, la economía catalana presenta un claro deterioro. El crecimiento ha pasado del 3% al 2%. La inversión extranjera se ha desplomado. La constitución de empresas ha retrocedido un 10%. La creación de empleo se ha ralentizadlo notablemente. Ante semejante desempeño, no sorprende que miles de personas hayan optado por "blindarse" ante la inseguridad jurídica y el caos económico que induce el separatismo. Son los catalanes que "votan con los pies" y, a base de creatividad, consiguen salir adelante.
Fuga de depósitos
Un dato que no ha recibido tanta atención mediática pero que resulta más que revelador es el de la fuga de depósitos que ha experimentado la región. Desde el 1-O, la cuota de Cataluña en este segmento del mercado bancario ha caído del 15% al 13%, con sesgo a la baja. A lo largo del último año, las entidades financieras han vivido el traslado de 29.467 millones de euros, que han pasado a estar domiciliados en sedes ubicadas fuera de la región.
Salida de empresas
Es quizá el dato más conocido de todos los que se han manejado en los últimos meses. El propio gobierno catalán reconoce que casi 3.000 empresas han dejado Cataluña a lo largo del último año, llevándose 100.000 millones de facturación. Sin embargo, las cuentas del Registro Mercantil son más abultadas y ya en junio situaban por encima de 4.550 el número de traslados societarios celebrados desde el 1-O. Los últimos datos disponibles son aún más abultados y hablan de 5.085 traslados de sede social.
Traslados de residencia
Pero no solo se van las empresas y los capitales: también las personas. Desde que empezó la crisis, 200.000 residentes en Cataluña han hecho las maletas para trasladarse a otras comunidades autónomas. En términos netos, la región mediterránea pierde población mientras territorios como Madrid experimentan el fenómeno opuesto. Pero a esta cifra hay que sumirle la "espantada" de turistas, puesto que la llegada de visitantes ha caído en 400.000 personas.
Huida de inversores
La puntilla económica al procés es la huida de inversión que también ha sufrido Cataluña desde el 1-O. Los registros del ministerio de Economía apuntan que la entrada de capital foráneo ha bajado un 41%, un desastroso porcentaje que choca con la subida del 43% que ha experimentado Madrid desde entonces. El descenso que reflejan las cifras oficiales supone una merma de 686 millones de euros.