Reino Unido comenzó en 2010 una senda de reducción del Impuesto de Sociedades gradual que sigue vigente. Hace ocho años, el tipo con el que se gravaba a las empresas era del 28%, pero tras las continuadas reducciones, actualmente el tributo se sitúa en el 19%. De hecho, tal y como acaba de anunciar la primera ministra, Theresa May, el tipo bajará al 17% el próximo año, lo que convierte al Reino Unido en el país con la tasa más baja de todo el G-20.
"Déjenme decir esto muy claramente, sea cual sea su negocio. Invertir en Reino Unido después del Brexit les permitirá tener el menor impuesto de sociedades del G20", aseguró la primera ministra en el Bloomberg Business Global Forum celebrado en Nueva York la semana pasada.
Dentro de la Unión Europea, Malta es el país con el Impuesto de Sociedades más alto, con un 35%, mientras que Bulgaria es la que menos grava a las empresas, ya que mantiene un tipo del 10%. La media europea en 2017 era del 21,9%. A comienzos del siglo XXI, la media se encontraba en el 32%. Dicho de otra manera, de los 28 países, 27 han bajado el tributo en los últimos diecisiete años.
Entre las potencias, Francia mantiene la tasa en el 34,4%, Alemania en el 30,2%, Italia en el 27,8% y España en el 25%. Es decir, en algunos casos, tributar sociedades en Reino Unido será la mitad de barato que en Francia. Pese a ello, Irlanda seguirá siendo la más laxa al cobrar esta tasa, ya que la mantiene en el 12,5%.
¿Menos recaudación?
En Reino Unido la bajada de este tributo, lejos de reducir la recaudación como preveía el Tesoro británico, la ha aumentado considerablemente. Desde la última reducción, en 2016, se ha recaudado un 26% más y en el conjunto 2010-2016 la recaudación aumentó un 30%.
En el curso 2009/2010, cuando el impuesto era del 28%, el Tesoro recaudó 40.100 millones de libras. El año pasado lo recaudado superó los 57.600 millones. Quizá lo más sorprendente es que el año antes del Brexit el Tesoro recaudó algo más de 50.000 millones.
Amenazas en el horizonte
La principal amenaza que enfrenta Inglaterra y su economía es el Brexit. Según pasan los meses, las negociaciones no avanzan y May ha comenzado a valorar la posibilidad de concluir el proceso de negociaciones sin ningún acuerdo con sus socios europeos. Aunque lo más preocupante es que esta situación de enfrentamiento con Europa está aupando a los laboristas, ya que las encuestas comienzan a darles cierta posibilidad de gobernar.
Un gobierno con Corbyn a la cabeza, que ya ha propuesto obligar a las empresas a repartir un 10% de su capital entre sus trabajadores, es el peor escenario posible para afrontar el Brexit. Hasta ahora, la política de Theresa May ha sido seguir haciendo de Reino Unido un lugar atractivo para las empresas e inversores a pesar del Brexit. Una filosofía que no continuarán los laboristas en caso de llegar al Gobierno.