A raíz de la llegada al poder del Partido Socialista Obrero Español, el nuevo equipo de gobierno ha puesto en marcha distintas líneas de trabajo orientadas a modificar algunos de los aspectos centrales de la reforma laboral. La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, no ha dudado en plantear aspectos como la "recuperación de la negociación colectiva", una medida que podría volver a empujar el paro hasta niveles superiores al 20%.
El caso es que el relato en el que se apoyan los socialistas para justificar su "contrarreforma laboral" choca de manera flagrante con la realidad. Aunque el partido del puño y la rosa argumenta una y otra vez que las normas introducidas en 2012 generan "precariedad", los datos del Instituto Nacional de Estadística certifican una realidad mucho más halagüeña.
Como podemos ver en el siguiente gráfico, la creación de empleo entre 2013 y 2018 ha sido muy equilibrada en lo tocante al tipo de contrato firmado. La ocupación de los indefinidos ha crecido en 1.049.100 personas, pasando de 10.851.200 a 11.900.300 asalariados durante el período estudiado. En paralelo, los temporales se han movido en niveles de aumento muy parecidos. Si en 2013 había 3.221.000 ocupados en esta situación, en 2018 vemos que esta cifra había crecido hasta las 4.357.000 personas, lo que supone un repunte de 1.136.000 trabajadores.
¿Qué supone esto? En total, una y otra fórmula de contratación han avalado la creación de 2.185.100 puestos de trabajo. De esta cifra, cerca de la mitad son indefinidos (48%), mientras que la otra parte son temporales (52%). No hay, pues, un "giro" a la "precariedad" en el empleo, ni mucho menos.
No tiene sentido, por tanto, cargar contra la reforma laboral de 2012 con el argumento de la "precariedad", puesto que las condiciones de contratación que certifican las estadísticas oficiales se alejan marcadamente del relato pesimista del nuevo gobierno.