Que la economía española ha progresado notablemente desde mediados del siglo XX hasta hoy es un hecho incontestable. Nadie discute que la España de 2018 es mucho más rica que la de hace medio siglo. Sin embargo, el cuarenta aniversario de la Constitución ha despertado un interesante debate económico sobre el ritmo del progreso conseguido en las últimas décadas. ¿Hemos avanzado a más o a menos velocidad? ¿Hemos reducido o aumentado la brecha entre nuestro nivel de vida y el de nuestros países vecinos?
Entidades como el Círculo de Empresarios han adoptado un discurso optimista a base de comparar la España de 1977 con la de 2017. Su argumentario, recogido en una publicación de finales del pasado año, toca los siguientes puntos:
- La población ha subido de 36,3 a 46,4 millones de personas.
- La esperanza de vida ha pasado de 74,1 a 82,8 años.
- La mortalidad infantil ha caído de 16,1 a 2,6 fallecimientos por cada 1.000 nacimientos.
- La renta per cápita ajustada a la inflación ha pasado de 17.000 a 31.000 dólares.
- La inflación media ha pasado del 26,3% al 1,5%.
- La tasa de analfabetismo ha caído del 9% al 1,8% entre los menores de 16 años y del 30% al 5,4% entre los mayores de 65 años.
- La población económicamente activa ha subido de 13,3 a 22,7 millones de personas. Entre las mujeres, su porcentaje de participación ha crecido del 28% al 53%.
- La red de autopistas y autovías ha pasado de 1.100 a 15.000 kilómetros, con una reducción de 4.500 a 1.160 en el número de fallecidos a pesar del fuerte aumento del parque móvil, que subió de 8,3 a 30,1 millones de vehículos.
- La entrada de turistas ha pasado de 34 a 75 millones de visitantes extranjeros al año.
- La exportación de bienes y servicios ha crecido del 13,3% al 33,1% del PIB.
Buen desempeño absoluto, mal desempeño relativo
Todo esto es cierto, pero el hecho de que la España de hoy sea más rica que la de ayer no significa que la España de hoy sea tan rica como la de ayer en términos relativos. Y es que, si nos comparamos con nuestros vecinos como ha hecho la AIREF, la foto no es tan positiva como podría parecer si nos atenemos solamente a los datos del Círculo de Empresarios.
Así, el PIB per cápita de los españoles alcanzaba en 1978 el 91% del promedio de la Unión Europea, mientras que hoy vemos que ese porcentaje se ha reducido hasta el 88%. Comparándonos con la OCDE vemos que tampoco ha habido convergencia: 83% en los albores de la democracia, 82% en la actualidad. Algo parecido ocurre cuando nos medimos contra los países de ingreso alto: 78% en 1978, 75% hoy.
Desde finales de los 70, la tasa acumulativa de crecimiento se ha movido en el 1,6%. De mantenerse el ritmo registrado durante los últimos cuarenta ejercicios, España necesitaría noventa y cinco años para lograr una convergencia plena con el PIB per cápita medio de la Eurozona.
Convergencia entre comunidades autónomas
En clave interna, la convergencia entre las regiones españolas ha sido algo más veloz que la observada entre el conjunto de la economía nacional y los demás países de nuestro entorno.
En cualquier caso, al ritmo de crecimiento observado desde 1978, harían falta otros setenta y siete años para equiparar el PIB per cápita de las distintas comunidades autónomas. Por comparación, las regiones de Austria arrojan una velocidad de convergencia de sesenta años, idéntica cifra a la observada entre los länder alemanes.
Eso sí: el caso más llamativo es el de Italia, donde la tendencia es negativa, de modo que se está produciendo una divergencia regional que conduce a mayores diferencias de riqueza entre los distintos territorios del país transalpino.