Al contrario de lo que ocurre en otros países de la Eurozona, los políticos alemanes tienen claro que la austeridad es un principio básico para una buena gestión pública. Mientras los gobiernos de Francia, Italia o España lidian con abultados déficits presupuestarios, en el país teutón se apretaron el cinturón hace años y disfrutan ahora de holgados superávits fiscales.
De acuerdo con la oficina estadística federal de la República teutona, el primer semestre de 2018 se ha cerrado con un superávit récord. Para ser precisos, de enero a junio se observó un saldo positivo entre ingresos y gastos equivalente al 2,9% del PIB. Se trata del nivel más alto desde el año 1990, justo en pleno arranque del proceso de reunificación.
Las cifras que acaban de salir a la luz confirman que el superávit del primer semestre ascendió a los 48.000 millones de euros. Por comparación, el saldo presupuestario para todo el año 2017 arrojó un exceso de ingresos cercano a los 34.000 millones de euros. Por tanto, solo en la primera mitad del presente curso, el gobierno germano ha superado en 14.000 millones el superávit del pasado presupuesto.
Según explica el Financial Times, el volumen en el que se está moviendo el superávit presupuestario del gobierno alemán se coloca muy por encima de lo que estimaban los analistas. Berenberg, cuyo servicio de estudios está considerado como uno de los más fiables del país teutón, calculaba que los números negros rondarían el 1,7% del PIB, tras el 1,2% de 2017.
Aunque Alemania no está aplicando recortes presupuestarios, sí que está conteniendo los aumentos de gasto. Entre enero y junio, los desembolsos de las distintas capas de la Administración Pública crecieron solamente un 1,2%. Es importante señalar, eso sí, que la primera parte del semestre estuvo marcada por la falta de gobierno, de modo que los gastos podrían subir durante el resto del año.
Mientras tanto, los ingresos fiscales siguen creciendo a tasas elevadas, a pesar de que no se han producido grandes cambios tributarios. La suma de ingresos percibidos por el fisco subió un 5,2% en la primera mitad del año, mientras que la caja de la Seguridad Social vio aumentar sus contribuciones un 4,2%.
Como señala el Financial Times, esta situación fiscal está permitiendo una reducción progresiva de la deuda pública acumulada por el Tesoro alemán. Está previsto que el pasivo estatal caiga en 2018 por debajo del 60% del PIB, cuatro puntos por debajo de los niveles registrados el pasado año. Esto supone colocar a Alemania en un escenario de pleno cumplimiento con las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que regula el euro, en virtud del cual se debe limitar el déficit público por debajo del 3% del PIB y se debe contener la deuda pública por debajo del 60% del PIB.
Ante semejante escenario, las llamadas a bajar impuestos o aumentar el gasto no han tardado en llegar. Desde los liberales del FDP, Christian Lindner ha insistido en que "no puede ser que el Estado maneje un superávit de miles de millones de euros mientras los ciudadanos y las empresas siguen asfixiadas por eso impuestos".
Lindner cargó también contra los socialdemócratas, que reaccionaron a la publicación de las cifras presupuestarias con un llamado a aumentar el gasto público. "De nuevo están pensando en lo mismo de siempre, en subir el gasto. ¿Es que nunca vamos a apoyar a los contribuyentes?", se preguntó el dirigente liberal.