La Comisión Europea quiere dar una respuesta a las nuevas formas de trabajo que han surgido al calor de las plataformas digitales. Desde Bruselas han comenzado a estudiar y a valorar la posibilidad de crear un marco regulatorio común para todos los Estados miembro con el fin de dar respuesta a estas nuevas formas laborales, que están a caballo entre el empleo autónomo y el trabajo por cuenta ajena. Aunque actualmente la legislación y regulación laboral depende de cada país, en la UE consideran que las plataformas digitales han trascendido fronteras y que puede ser necesario la creación de un marco legal para toda Europa.
A comienzos del mes de julio, la Comisión publicó un informe llamado Platform Workers in Europe. En el texto se recogieron resultados cuantitativos sobre este colectivo de trabajadores en 14 Estados miembro, entre ellos España. La investigación reflejó que el 11,6% de la población adulta europea ha prestado alguna vez servicios a través de estas plataformas digitales. La cifra más alta se alcanza en el Reino Unido con el 12%. Aunque, menos del 6% dedican más de 10 horas semanales a prestar servicios por medio de estas plataformas.
Sobre las propuestas que podrían conformar el nuevo marco regulatorio para estos trabajadores poco se sabe, ya que el plan está en una fase inicial. Sin embargo, en el estudio citado se deja entrever que las plataformas podrían tener que realizar algún tipo de contrato con el trabajador para determinar cosas como el lugar de trabajo, que no las horas . Además, también se hace referencia a la posibilidad que estos trabajadores cuenten con la posibilidad de afiliarse a los diferentes sistemas de Seguridad Social de cada país. Por el momento, no se ha hecho referencia al apartado fiscal.
El modelo francés
Deliveroo y Take It Easy, entre otras plataformas, han expresado al Gobierno de España su compromiso para crear una figura laboral similar al modelo francés. El marco regulatorio galo es muy proclive y flexible con los trabajadores que deciden buscar en estas plataformas un empleo a tiempo parcial o completo.
De esta manera, en el país vecino desde el año 2009 existen tres categorías de trabajadores: por cuenta ajena, autónomos y los auto-empleadores. Precisamente, es esta última figura legal la que podría ser la respuesta a nivel español y europeo. Para ser auto-empleador solo se necesita rellenar un registro online y esperar la certificación, que suele tardar menos de dos semanas.
Cuando ya se tiene esta especie de licencia, el auto-empleador ya puede trabajar en cualquier plataforma. A diferencia de los autónomos, estos trabajadores no tienen que pagar un mínimo legal a la Seguridad Social francesa y solo pagarán el IVA si superan los mínimos marcados. Es decir, lo que hace esta figura es que cualquier persona que tenga un empleo pueda hacerse auto-empleador para prestar servicios cuando quiera sin tener que soportar un gran coste. De la misma manera, aquellos que quieran dedicarse a ser auto-empleador de forma completa pagarán lo fijado por la regulación gala, que en el caso de la Seguridad Social se exige un pago mínimo anual de 1.000 euros.
La persecución en España
Si en Francia y en Europa se muestran proclives a acoger esta nueva figura laboral y darle un marco legal para que cualquier persona pueda obtener ingresos por esta vía, en España la cosa es muy distinta. El Gobierno de Pedro Sánchez ha intensificado las inspecciones laborales para aflorar más de 40.000 falsos autónomos. Lo que busca el ejecutivo es aplicar las sanciones estipuladas a las empresas o plataformas que tengan trabajadores en estas condiciones. Es decir, una postura muy alejada de la que se quiere desarrollar desde la Comisión Europea.