El tiempo de negociación va llegando a su fin y la salida de Reino Unido de la Unión Europea está cada vez más cercana. Si ningún acontecimiento de última hora lo impide, el Brexit será una realidad el 29 de marzo de 2019, consumando el divorcio político entre Bruselas y las islas británicas. Ante esta perspectiva, la CEOE ha publicado un documento de referencia con el que intenta preparar el terreno para la nueva situación, alertando a las Administraciones y al sector privado de los costes que puede tener el Brexit.
Apoyándose en datos del ICEX, la patronal recuerda que el 4,06% de las importaciones españolas son bienes y servicios producidos en Reino Unido. Esto significa que 11.443 millones de nuestro consumo anual dependen del mercado británico, una cifra similar a la que maneja Países Bajos, aunque inferior a la cuota de importaciones de Italia (7%), Francia (12%) o Alemania (14%).
Más peso tienen nuestras exportaciones de bienes y servicios al mercado británico, puesto que representan el 7,2% de las ventas españolas al extranjero, para un total de 18.950 millones de euros. De nuevo con cifras del ICEX, la CEOE compara esta cuota con la de Italia (8%), Alemania (9%), Portugal (10%) o Francia (11%).
En términos comerciales, con cifras de Datacomex en la mesa, la CEOE ve importante señalar que la balanza comercial entre España y Reino Unido ha pasado de moverse en equilibrio entre 2006 y 2009 a arrojar un superávit cada vez más hondo para nuestra economía, hasta tocar techo en 2016 con un saldo favorable de 9.000 millones.
Para el turismo, el Brexit supone un cierto riesgo. Ya este 2018 se ha constatado un enfriamiento en la llegada de viajeros británicos a algunos de sus destinos tradicionales, como por ejemplo Benidorm, donde el descenso ha sido cercano a 10%. Los datos del Instituto Nacional de Estadística que maneja la patronal subrayan que uno de cada cinco turistas que llegan a España vienen de Reino Unido.
También es importante ver qué ocurre con los británicos residentes en España, unos 240.000, y los españoles que habitan en las islas británicas, unos 130.000. En el grupo de los primeros, destacan los 75.000 que han ubicado su domicilio en la Comunidad Valenciana y los 75.000 que han hecho lo propio en Andalucía.