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Ir al cine cuesta hoy más que hace un año a pesar de la rebaja del IVA

La reducción del IVA del 21% al 10% no se ha traducido en un abaratamiento de las entradas de cine.

La reducción del IVA del 21% al 10% no se ha traducido en un abaratamiento de las entradas de cine.

En 2012, el Gobierno de Mariano Rajoy decidió subir el IVA y lo hizo del 19% al 21%, pero, además, elevó la tributación de algunos productos que antes disfrutaban del tipo reducido. Uno de los casos más sonados fue el llamado IVA cultural, que pasó a tributar del 8% en 2009 al 21% en 2012. Esta subida afectó, entre otros espectáculos, a las entradas de cine, aunque tampoco demasiado, ya que muchas salas decidieron congelar los precios para no perder clientes.

Desde entonces, actores y directores no dejaron de reclamar una bajada del IVA cultural para potenciar el número de espectadores en las salas. Pero, una vez cumplido su deseo -ahora tributan al 10%-, la realidad es bien distinta. El precio de las entradas ha subido un 9%, de modo que los asistentes no han notado la tan ansiada rebaja del IVA, cuyo margen ha ido a parar a los cines. Según Espinof, los exhibidores se embolsarán 50 millones de euros más gracias a esta reducción tributaria.

Las estimaciones del Gobierno indicaban que, tras la aprobación de esta rebaja, el precio final de las entradas caería entre 40 y 90 céntimos, pero la realidad es que se han mantenido igual e incluso son más caras que hace doce meses. Y algo similar ha ocurrido con el precio de museos y teatros, ya que el descenso apenas se ha notado en el bolsillo del consumidor, mientras que el margen de beneficios empresariales de este segmento sí se ha visto ampliado.

Privilegios fiscales del estatuto del artista

No es la única ventaja fiscal que disfruta el sector cultural. El pasado junio, el Congreso aprobó por unanimidad la creación del estatuto del artista, donde se incluyen otros privilegios fiscales. Así, los artistas que estén dados de alta como autónomos tributarán al 10%, en lugar del 21% de IVA que abonan el resto de trabajadores por cuenta propia.

Esto supone que un autónomo de la construcción que gane 3.000 euros en tres meses pagará 630 euros en concepto de IVA, mientras que un pintor -de brocha fina- abonará 300 euros por los mismos ingresos. Además, también se incluyeron exenciones fiscales sobre el IRPF para los artistas.

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