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Pedro Sánchez guarda en la nevera sus impuestos a la banca y el diésel

Dos de las propuestas fiscales que el Gobierno sacó a relucir nada más llegar al poder parecen pasar a un segundo plano.

Dos de las propuestas fiscales que el Gobierno sacó a relucir nada más llegar al poder parecen pasar a un segundo plano.

La ministra de Industria, Reyes Maroto, reconoció la pasada semana que el Gobierno de Pedro Sánchez sigue trabajando "en un borrador sobre la nueva fiscalidad del diésel". Sin embargo, la exdiputada de la Asamblea de Madrid admitió igualmente que dicho gravamen será tramitado "en el marco de la negociación de los próximos Presupuestos Generales del Estado", es decir, durante los últimos meses de 2018 y los primeros de 2019.

Así las cosas, el Gobierno socialista parece guardar en la nevera una de sus propuestas fiscales más criticadas. Sí es cierto que Pedro Sánchez mantiene esta figura tributaria en sus planes, pero la decisión de incluir el gravamen en la negociación PGE de 2019 supone, como mínimo, un respiro para fabricantes, distribuidores y conductores.

En la misma línea parece ir la tentativa de introducir un nuevo impuesto al sector bancario. Aunque el Ejecutivo socialista baraja un recargo adicional en Sociedades o una tasa orientada a gravar las transacciones financieras, lo cierto es que también esta medida ha sido tachada de la lista de tareas urgentes con la que trabaja este Gobierno.

Así lo ha reconocido la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que ha reconocido que el Gobierno no va a instaurar el gravamen a corto plazo. En la misma línea van las reuniones que ha mantenido el propio Pedro Sánchez con distintos directivos del ramo. Según el diario El Mundo, el mandatario socialista habría trasladado a los números uno de la banca que sus planes fiscales para el sector no van a desarrollarse a corto plazo.

De esta forma, dos de las propuestas fiscales que el Gobierno sacó a relucir nada más llegar al poder parecen pasar a un segundo plano, probablemente a raíz de la polvareda que han despertado estas sugerencias en los sectores afectados y en la opinión pública. No hay que olvidar que, según explicó Libre Mercado el pasado mes, la eventual aplicación de las primeras propuestas impositivas del nuevo Gobierno acarrean un aumento recaudatorio de hasta 32.000 millones de euros.

Los planes del PSOE

En lo tocante al diésel, el plan que se desprende de los documentos programáticos del PSOE pasa por elevar el impuesto que grava dicho carburante, para que pase de 30,7 a 40,25 céntimos por litro. En una primera fase, los socialistas plantean que esta medida genere 600 millones de euros. Sin embargo, también apuntan que, en el medio y largo plazo, el impacto total sería de 2.000 millones anuales, en virtud de la equiparación de la fiscalidad del diésel con la tributación de la gasolina.

En cuanto a la banca, Sánchez ha coqueteado con la introducción de un gravamen especial a la banca, que supondría 1.000 millones de euros vía recargo del 5% en el Impuesto de Sociedades. También baraja el PSOE la creación de una tasa a las transacciones financieras, que tendría una recaudación de 1.000 millones, de acuerdo con el programa de los socialistas.

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