Los ingresos tributarios obtenidos por IRPF en 2017 ascendieron a 77.038 millones de euros, un 6,4% más que en 2016. Dicho porcentaje supone una mejora de ingresos de 4.622 millones. Entre las principales razones que explican este crecimiento estuvo el aumento observado en las rentas brutas que perciben los hogares, partida que se vio aumentada en un 4,1% a raíz de la creación de empleo y de la tímida recuperación de los salarios.
En el Impuesto de Sociedades, los ingresos finales para 2017 sumaron un total de 23.143 millones, un 6,8% más que en 2016. Dicho porcentaje supone un crecimiento recaudatorio de 1.465 millones. Este aumento se produjo como resultado de dos aspectos: por un lado, el crecimiento de los beneficios; por otro lado, los pagos fraccionados que ha exigido Hacienda desde hace un par de ejercicios.
Si nos fijamos en el Impuesto sobre el Valor Añadido, vemos que los ingresos tributarios alcanzaron los 63.647 millones, lo que arroja un tímido aumento del 1,3% respecto a 2016. Dicha subida supone una mejora recaudatoria de 802 millones. El motivo de tan escaso crecimiento (cuatro veces menor al registrado en 2016) fue la implantación del nuevo sistema de gestión del IVA, conocido como suministro inmediato de información (SII). Como consecuencia de esta alteración normativa, se han desplazado ingresos de 2017 al año fiscal 2018, de modo que la menor recaudación registrada el pasado año quedará matizada cuando conozcamos los números del presente curso.
Por último, los ingresos tributarios por Impuestos Especiales ascendieron a 20.308 millones, un 2,2% más que en 2016. Esa subida supone un crecimiento interanual de 442 millones. Según Hacienda, los principales factores que explican dicho crecimiento son tres: el aumento del 3,1% en el Impuesto sobre Hidrocarburos; la subida de tipos aplicados a tabaco y alcohol y el mayor consumo de carbón y gas natural en la generación de electricidad.
En suma, si consideramos las cuatro principales figuras fiscales y también tenemos en cuenta algunos tributos menores (como por ejemplo el aplicado a las primas de seguros o la tasa que grava el juego), vemos que la recaudación subió de 186.249 a 193.951 millones, un aumento de 7.702 millones que supone un 4,1% más de ingresos fiscales. Y todo sin necesidad de subir ninguno de los grandes impuestos.