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Presupuesto de base cero: ¿la solución definitiva al déficit público?

El sistema consiste en olvidar los gastos pasados e identificar las prioridades de gasto con la mirada puesta en los recursos existentes. 

El sistema consiste en olvidar los gastos pasados e identificar las prioridades de gasto con la mirada puesta en los recursos existentes. 
Administraciones locales americanas trabajan contra el déficit | Pixabay/CC/kschneider2991

El presupuesto de base cero (PBC) nació en 1970, cuando Peter Phyrr introdujo este mecanismo en la empresa estadounidense de electrónica Texas Instruments. El sistema consiste en olvidar los gastos pasados e identificar las prioridades de gasto con la mirada puesta en los recursos existentes. De esta forma, se equilibran las cuentas de forma automática y se rompen las inercias que, a base de arrastrar presupuestos de un año a otro, generan patrones de gasto que siempre se mueven al alza.

En 1979, el PBC dio el salto a la esfera pública. Lo hizo de la mano de la Oficina de Gestión y Presupuestos de la Casa Blanca, en un contexto en el que el gobierno estadounidense necesitaba identificar partidas de gasto susceptibles de ser reducidas o eliminadas. Peter Sarant, uno de los altos cargos de aquel gobierno, definía así el concepto de presupuesto de base cero:

"El PBC es un método que completa y enlaza los procesos de planificación, presupuesto y revisión. Identifica métodos alternativos y eficientes de empleo de los recursos limitados en la consecución efectiva de los objetivos seleccionados. Es un enfoque flexible de la gestión que suministra una base fiable para asignar de nuevo los recursos, mediante la revisión y justificación sistemática de los niveles de financiación y ejecución de los programas corrientes"

En España, los profesores José Barea (QEPD) y José Antonio Martínez acuñaron la siguiente definición del término:

"El PBC consiste en un método presupuestario en que cada año se empieza de nuevo en la elaboración del presupuesto y requiere que cada unidad de toma de decisiones justifique con detalle la totalidad de sus necesidades presupuestarias partiendo del primer euro, debiendo demostrar el porqué debe establecerse su presupuesto y si es verdaderamente rentable"

En Estados Unidos, los programas de aplicación del PBC se extendieron por el ámbito local, donde las Administraciones municipales enfrentan la prohibición de incurrir en déficit, salvo casos muy puntuales ligados a situaciones extremas. Pero la idea del presupuesto de base cero también se ha ensayado en otras latitudes. México y Argentina, por ejemplo, echaron mano de este recurso en los años 70 y 80, siendo especialmente satisfactorio el experimento de la provincia de Buenos Aires en 1982.

Como han explicado Barea y Martínez, España estudió la introducción del PBC a finales de los años 70, cuando se adoptó la Agenda de Medidas de Racionalización y Limitación del Gasto Pública. De hecho, la Orden de Presidencia del 4 de febrero de 1980 sobre Revisión y Evaluación de los Programas de Gasto supuso un nuevo paso en esta dirección, instaurando la necesidad de justificar las distintas partidas presupuestarias del gobierno central. Tiempo después, en 1996, el primer año de gobierno de José María Aznar inició la consolidación fiscal del déficit con protocolos similares a los que defiende el ideal del PBC.

Ahora que nuestra economía crece a tasas que van del 2% al 3%, no parece sensato mantener niveles de déficit que suponen un aumento anual del endeudamiento público equivalente a 36.000 millones de euros. Ante semejante panorama, un PBC ofrece la oportunidad de romper con los patrones de gasto heredados del pasado y permite replantear las prioridades de gasto. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal podría encargarse de impulsar la iniciativa, tomando ejemplo de las mejores prácticas de la Comisión para la Reforma de las Administraciones que implantó el anterior gobierno. En última instancia, se trata de actuar como haría cualquier familia, revisando patrones de gasto que vienen del pasado para replantear la forma en que queremos afrontar los gastos del futuro

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