La Guardia Civil ha desmantelado una organización dedicada a la falsificación, distribución y venta de los vinos Pingus, Flor de Pingus y Vega Sicilia Único, unas exclusivas botellas que, en algunos casos, llegaron a vender por 1.900 euros y que contenían en realidad un vino de 19 euros.
Cuatro personas han sido detenidas y otras cuatro más imputadas por los delitos de pertenencia a organización criminal, contra la propiedad industrial, contra la salud pública, estafa y blanqueo de capitales en la operación Tag, desarrollada en La Coruña, Madrid y Málaga.
Organizaban 'catas de vino engañosas'
Una de las marcas afectadas fue quién levantó la liebre. Pingus denunció que existían botellas falsificadas con su etiquetado. Inmediatamente, los agentes investigaron la web de venta donde se estaba comercializando esta marca donde se vendían algunas de estas botellas a precios desorbitados, alcanzando los 1.900 euros. Para que los clientes llegaran a pagar casi 2.000 euros por una botella sin sospechar nada, los estafadores tenían un modus operandi más que curioso.
Los implicados compraban vino con un sabor lo más parecido al original y con la misma denominación de origen. La gran diferencia estaba en que el litro de vino lo adquirían a 19 euros. Después, lo envasaban en botellas con similares características. El jefe del grupo de timadores organizaba catas de vino y preguntaba a los expertos cuál de los vinos que les presentaba tenían un aroma "similar" al de Pingus o al de Vega Sicilia.
Falso envasado
Los estafadores intentaban no dejar ni un cabo suelto. Posteriormente se hacían con corchos y tapones parecidos a los de las marcas para serigrafiarlos con una máquina de fabricación casera que había diseñado para estampar los logos y los anagramas. Las etiquetas las adquirían en una imprenta de La Coruña.
En el caso de las botellas de Vega Sicilia Único, el precio del vino original era de unos 100 euros (Vega Sicilia Quinta Valbuena) pero los arrestados llegaron a vender botellas por más de 1.400 euros.
La venta posterior la realizaban mediante tres vías: a través de una web especializada, en un restaurante de La Coruña de uno de los detenidos, y en un portal de subastas extranjero.