Christofer Fjellner es un eurodiputado vinculado al Partido Moderado, la principal agrupación del centro-derecha sueco. Fjellner es un experto en asuntos presupuestarios y en la promoción de la apertura comercial. Con anterioridad, fue editor de un periódico y trabajó en el ámbito de la consultoría. Libre Mercado se ha reunido con él para conocer la situación política de su país a escasos meses de las Elecciones Generales que celebrará el país escandinavo tras cuatro años de gobierno socialdemócrata.
¿Qué panorama político tiene su país?
De cara a las próximas elecciones, Suecia vuelve a votar con la mirada puesta en el creciente apoyo al populismo. Vamos a un parlamento fragmentado: conservadores, socialdemócratas y populistas, todos con una intención de voto del 20%. A eso hay que sumarle numerosas formaciones que se están moviendo en el entorno del 5% o 10%. Será difícil formar gobierno y tendremos que pasar por una situación institucional compleja, como está ocurriendo en otros países de la Unión Europea. Por eso, el centro-derecha tiene que volver a erigirse en una garantía de estabilidad.
¿Por qué?
Porque el centro-derecha no plantea cambios tan rupturistas y radicales como los populistas, pero sí quiere rectificar los errores de la socialdemocracia. Los treinta últimos años han consolidado un cambio en el modelo económico de nuestro país. Hemos pasado de un marco socialista a un sistema razonablemente liberalizado. Ahora mismo, nos preocupan las subidas de impuestos que se han introducido durante la legislatura que está a punto de agotarse. El centro-derecha sigue fuerte en el terreno programático, pero además tenemos el aval de que las reformas liberales han funcionado bien.
¿De dónde vienen los apoyos que está captando el populismo de derechas?
Lo que está pasando en Suecia está generando mucho interés. El centro-derecha sigue manteniendo un nivel de apoyo razonablemente estable, pero el centro-izquierda se ha hundido y el populismo se ha disparado. La inmigración es el asunto más delicado, casi se podría decir que los próximos comicios serán un referéndum sobre distintas propuestas migratorias.
¿Qué opinan Vd. y su partido sobre dicho asunto? El PP europeo parece estar dividido al respecto…
Soy partidario de la libre circulación de personas y de la sociedad abierta. La clave es cómo se gestiona. La política de inmigración sueca ha estado muy mal diseñada en los últimos años. De entrada, con un Estado del Bienestar tan generoso, hacen falta cláusulas que limiten el uso y abuso del sistema público por parte de los inmigrantes que llegan al país. Tenemos que corregir esos errores. Además, considerando el elevado nivel de inmigración de los últimos años, creo que la política a corto y medio plazo debe pasar por limitar esas llegadas, para abordar las complicaciones que ya tenemos en la actualidad.
Hablemos de economía. ¿Gozan de buena salud las medidas liberales que su partido introdujo en los 90?
El sistema del cheque escolar fue introducido en los años 90 y, desde entonces, se ha ganado el apoyo de buena parte de la población. Es un triunfo del liberalismo que ha dado pie a una mayor competencia en el ámbito de la formación. Políticamente, es difícil cuestionar el modelo. Por eso, la izquierda solo critica los niveles de beneficio que pueden conseguir las empresas que participan en el sistema. Ese discurso responde a la necesidad de captar votos entre la izquierda.
Cada vez se habla más del sistema de pensiones sueco como una alternativa al modelo de reparto puro. ¿Cómo funciona?
El sistema de pensiones fue reformado en los años 90. Es un modelo estable, que combina un sistema de reparto corregido con un sistema de capitalización y ahorro. Es interesante que se sepa que el sistema de reparto sueco reduce las pensiones cuando el sistema no está en equilibrio. Eso se traduce en una notable estabilidad financiera para el corto, medio y largo plazo. En cuanto al pilar de capitalización y ahorro, ya supone el 20% del modelo. Esto permite que millones de suecos preparen su jubilación invirtiendo en fondos de pensiones, seguros, renta fija, vehículos de inversión…
¿Qué hay de la sanidad?
En el sistema de salud, los años 90 también marcaron un giro hacia una mayor participación del sector privado, habilitado a través de un cheque sanitario. Se ha generado competencia y se ha ganado en eficiencia. La izquierda ha aceptado el sistema y solo cuestiona los beneficios de estas empresas, como también hace en el ámbito educativo, aunque este discurso es más electoral que ideológico"
¿Qué me dice de la UE? El centro-derecha europeo también está dividiéndose en su actitud frente a Bruselas.
La Unión Europea funciona en muchos ámbitos mejor que nunca. La libre circulación de personas, la libertad de comercio en el seno del mercado único y otros pilares esenciales del sistema gozan de muy buena salud. El problema es que eso ya lo damos por sentado y, peor aún, hasta aparecen quienes defienden la reversión de esas libertades. Siendo justos, hay un vacío de liderazgo y una gran reticencia hacia los nuevos proyectos que se ha marcado Bruselas. Pero, si medimos el proyecto según sus objetivos y metas centrales, la verdad es que funciona bien. Creo que es importante decir eso y, probablemente, centrar a la UE en esos asuntos que gestiona mejor.
¿Cómo ve el panorama del centro-derecha en Europa?
El centro-derecha en Europa ha resistido esta crisis mucho mejor que el centro-izquierda. Liberales y conservadores tienen hoy mucha más representación que socialdemócratas y socialistas. Es cierto que estamos viviendo el auge de movimientos populistas que, por el flanco de la extrema derecha, restan fuerza a los moderados que habíamos encontrado una casa común en el Partido Popular Europeo. Dicho esto, el futuro nos obliga a redoblar el esfuerzo intelectual. El Partido Moderado de Suecia, en el que milito, define su discurso como la síntesis entre el liberalismo y el conservadurismo. Ese mensaje hay que renovarlo, explicando qué suponen el liberalismo y el conservadurismo en el siglo XXI. El conservadurismo y el liberalismo deben replantear su discurso para alejarse de la tentación totalitaria y de la mala gestión socialdemócrata.